Las aves migratorias pagan el precio del calentamiento del Ártico

lunes, mayo 23, 2016 Más Noticias 0 Comments


Los investigadores han seguido la pista del correlimos gordo, una de las aves migratoria que crían más al norte del planeta.
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Para las aves el diseño del pico es un asunto de gran trascendencia. El tamaño y la forma del mismo responde a un tipo específico de alimentación. Por eso, el correlimos gordo (Calidris canutus), un ave limícola especializada en la alimentación de bivalvos en su época migratoria, se enfrenta a un grave problema, según publica la revista Science. Los ejemplares de esta especie ahora nacen con un menor volumen corporal y por tanto con un pico más corto como consecuencia del calentamiento del Ártico.

El estudio lo llevó a cabo un equipo internacional de investigadores procedentes del Real Instituto de Investigación Marina de Holanda (NIOZ) y la Universidad de Groningen en los Países Bajos, la Universidad de Deakin (Australia), el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia, la Universidad de Gdansk (Polonia) y la Universidad de Moscú.

A través de imágenes obtenidas por satélite, los investigadores han seguido la pista de esta especie, una de las aves migratoria que crían más al norte del planeta. Lo más dificultoso de esta investigación fue que las consecuencias del acortamiento del pico no se aprecian hasta la juventud del pájaro, pues es al llegar en su migración al oeste de África cuando el ave padece las consecuencias de este “desajuste morfológico”.

Durante el verano Ártico estas limícolas se alimentan de insectos, por lo que el tamaño del pico no les afecta. Pero cuando en invierno viajan a las costas de Áfica occidental, la necesidad de un pico largo es fundamental: su alimento más importante es un mejillón que vive entre las rocas y los ejemplares de mayor calidad y más nutritivos son los que están escondidos en las grietas más angostas.

De esta manera, el correlimos gordo debe conformarse con comer los peores mejillones y depende cada vez más de los insectos como alimento alternativo, pero los ciclos en los que estos aparecen no siempre coinciden con sus necesidades alimenticias durante su estancia en África.

A partir de ahí, el corremolinos entra en una espiral: como es más pequeño, no alcanza la comida, y como no puede acceder ella, no crece lo suficiente y la malnutrición lo debilita.

Un deshielo avanzado

Durante los 33 años del seguimiento de esta especie, los científicos han observado que la nieve se deshiela cada vez más temprano en las tierras donde se reproduce, a un ritmo de medio día antes por cada año que pasa. Esto significa que este año la nieve se deshizo dos semanas antes de lo que sucedía tres décadas atrás, un ritmo tan acelerado que ha alterado la vida del correlimos gordo.

Para explicar la mengua de tamaño del pájaro basta entender que un cuerpo de menor volumen tiene más sencilla la tarea de ventilarse y desprenderse del calor corporal bajo temperaturas más cálidas. El detonante que pone en peligro la supervivencia del correlimos gordo es que al menguar respecto de las dimensiones originales de la especie, el pico también se va haciendo, en proporción, cada vez más pequeño.

La prueba de que esta alteración no es natural es la dinámica poblacional negativa del corremolinos, que decrece en las épocas más cálidas, cada vez más frecuentes, según los investigadores. Así, la malnutrición los debilita, reduce su natalidad y algunos ni siquiera llegan a la edad adulta.

A la luz de estos resultados, los científicos piden que el calentamiento del planeta se considere “una alarma ecológica global”, por sus efectos negativos en la fauna. De la misma manera, los investigadores alertan de otras especies migratorias que sufren las consecuencias del deshielo del Ártico, que en ocasiones se manifiestan a miles de kilómetros de distancia.
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FUENTE | SEO/BirdLife
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