Mostrando entradas con la etiqueta Ciencia. Mostrar todas las entradas

Ni catastróficos ni triviales: así son los asteroides para la ciencia

.
La realidad es que, fuera de estos monstruos destructores como el de la película, hay asteroides impactando todo el tiempo sobre el planeta. Como todo cuerpo flotando en el Universo, los asteroides se mueven siguiendo una órbita, aunque no necesariamente tiene que ser una elipse perfecta, uniforme y continua.
.
Image by A Owen from Pixabay
.
.
Grandes, medianos, pequeños, cercanos o lejanos, amenazantes o invisibles a los telescopios, con órbitas estables o caóticas. Todos los asteroides, sin importar la combinación de características que reúnan, son significativos y hay que prestarles atención, más aún cada 30 de junio, fecha en que se conmemora el Día Internacional de los Asteroides, establecido en 2016 por las Naciones Unidas para recordar la importancia de su estudio y la toma de conciencia sobre su existencia. Se trata de residuos de la formación del Sistema Solar que deambulan por el espacio. Tienen formas y tamaños irregulares y pueden ser de composición metálica, rocosa o incluso contener hielos. Los hay de tipo monolítico, es decir como una roca maciza, o formados por acumulación de escombros. La mayoría de ellos se encuentra entre las órbitas de Marte y Júpiter, en un sector llamado cinturón de asteroides, donde se calcula que hay más de un millón, de los cuales casi seiscientos mil se conocen y están designados con nombre y número.

De este grupo, los más interesantes son los denominados “NEOs” (sigla en inglés para objetos cercanos a la Tierra), actualmente unos treinta mil que se monitorean permanentemente. “Los fundamentales son aquellos que tienen un tamaño superior a un kilómetro de diámetro, porque su impacto podría causar un desastre apocalíptico, y actualmente hay contabilizados ochocientos cincuenta, que se cree es casi el total existente”, explica Romina Di Sisto, investigadora del CONICET en Instituto de Astrofísica de La Plata (IALP, CONICET-UNLP). Pero la mayor preocupación no son estos gigantes espaciales, sino los otros miles de asteroides que, con volúmenes mucho menores, son difíciles o incluso imposibles de detectar, y por eso no pueden ser predichos ni controlados. De hecho, el responsable histórico de la efeméride fue un cuerpo cuya dimensión se calcula en poco más de cincuenta metros que se desintegró en la atmósfera baja a pocos kilómetros del suelo y devastó un área de más de dos mil kilómetros cuadrados en Tunguska, Rusia, el 30 de junio de 1908.

Como todo cuerpo flotando en el Universo, los asteroides se mueven siguiendo una órbita, aunque no necesariamente tiene que ser una elipse perfecta, uniforme y continua. “Al haber planetas, satélites y otros objetos, la acción gravitatoria de cada uno afecta la órbita de los asteroides modificándola, a veces cambiando las trayectorias y volviéndolas caóticas”, señala Patricio Zain, becario del CONICET en el IALP. Cuando la órbita de un asteroide se acerca a menos de veinte distancias lunares –equivalentes a casi ocho millones de kilómetros–, pasa a ser considerado potencialmente peligroso. “Si además de esa aproximación, tienen un tamaño superior a ciento cuarenta metros, mayor es el interés que despiertan en la comunidad astronómica mundial, porque su impacto sobre el planeta generaría no solo un aplastamiento descomunal, que sería el cráter, sino miles de kilómetros a la redonda de destrucción total”, añade el experto.

¿Y cómo se controlan? Todo comienza con la detección: esto se hace a lo largo de muchas noches de observación de una misma región del cielo para determinar puntos que se muevan entre las estrellas de fondo. Una vez que se reporta algo que cambia de posición, se lo debe confirmar con sucesivas observaciones independientes. El paso siguiente es determinar la órbita, “que de ninguna manera sucede como en la película Don’t look up, todo en un mismo día y a manos de un solo equipo de investigación”, bromea Zain, y continúa: “Es un cálculo que necesita muchas deducciones de la posición y velocidad obtenidas con diferentes instrumentos para alcanzar la mayor precisión posible”. Con esta información, comienzan a hacerse simulaciones de la evolución de esa órbita, que son predicciones de su comportamiento futuro para ver las posibilidades de un eventual choque con la Tierra. “El riesgo se elimina o reduce recién cuando ninguna de las numerosas simulaciones realizadas muestra un impacto, por ejemplo, en los próximos cien años”, apunta el becario.

La realidad es que, fuera de estos monstruos destructores como el de la película, hay asteroides impactando todo el tiempo sobre el planeta. “Cada estrella fugaz es uno pequeño que pasó inadvertido y que logró atravesar la atmósfera. A veces, por el tamaño y la manera en que ingresan, alcanzan la superficie ya como meteoritos. En ocasiones, se desintegran en la atmósfera, pero ese proceso puede ser lo suficientemente violento y cercano a la superficie como para tener consecuencias muy violentas para las zonas y poblaciones cercanas”, describe Marcela Cañada Assandri, investigadora del CONICET en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ). Es así que se vuelve fundamental el desarrollo de programas de observación sofisticados y de estrategias de intervención por parte de las naciones con mayor capacidad de inversión en este terreno. “No se espera que este tema sea una prioridad en países con otras cuestiones a resolver, pero la concientización social siempre sirve y es muy necesaria”, enfatiza la profesional.

Los especialistas hacen referencia al pánico que suelen despertar las noticias sobre un asteroide que podría impactar a futuro en la Tierra, y coinciden en la importancia de fechas como la de hoy para difundir información de manera responsable y con la idea de crear espíritu crítico. “La mayoría de los asteroides que salen en los medios no nos van a causar ningún problema porque pasan muy lejos o en una escala de tiempo mucho mayor a la vida humana. Está bien que a la gente le llame la atención y quiera leer los diarios, pero que lo haga sin alarmarse, poniendo en contexto todo lo que trasciende. Hay que ocuparse antes que preocuparse, sabiendo que efectivamente pueden y van a ocurrir impactos, pero es necesario acercar el conocimiento de estos fenómenos a la comunidad de manera más amable”, afirma Cañada Assandri. “Además –añade Zain–, empieza a suceder que muchas personas dejan de tomar el tema en serio por culpa de esos anuncios irresponsables: otro apocalipsis que no vino. Y eso es un efecto contraproducente”.

El caso del asteroide Apophis es un antecedente que ilustra la trascendencia de los programas de observación: detectado en 2004, los primeros datos aseguraban que este cuerpo de unos trescientos cincuenta metros de diámetro tenía altísimas chances –uno en treinta y ocho, para ser exactos– de chocar con la Tierra en 2029. En el transcurso de una semana, y con la suma de múltiples observaciones y cálculos, esa eventualidad se redujo casi a cero. “Hoy sabemos que ese año va a pasar a treinta y cinco mil kilómetros de distancia, con lo cual su aparición pasó de ser una catástrofe segura a una oportunidad única en la historia para estudiarlo”, explica Di Sisto, y continúa: “No solo para conocer más de él como objeto, sino para la investigación acerca de la formación del Sistema Solar, ya que estos cuerpos nos brindan detalles prístinos sobre la composición de la nube planetaria de que la que nos formamos”. Bajo proyectos mucho más ambiciosos, los asteroides conocidos y con trayectorias confiables dan la posibilidad de ensayar posibles estrategias de mitigación que por ahora están solo descriptas a nivel teórico.

El año pasado, por caso, la NASA lanzó una misión llamada DART (sigla en inglés para prueba de redireccionamiento de asteroide doble) por el cual se intentará aplicar una serie de impactos a alta velocidad a un asteroide de poco más de cien metros de diámetro que orbita alrededor de otro mucho más grande, con la idea de virar su trayectoria. “Es un experimento práctico de defensa planetaria, para ver si eventualmente esto podría ser una estrategia de intervención frente a otro que suponga una amenaza real. Las maniobras pueden incluir intentar destruirlo, explotarlo, desviar su órbita, entre otras. Lo complejo es, precisamente, poder ensayarlas”, relata Zain. Sin llegar a acciones tan de avanzada, la tarea de los grupos científicos alrededor del mundo es esencial en muchos otros órdenes. “Nosotros no podemos mandar una sonda al espacio, pero hacemos un gran aporte con nuestras investigaciones y trabajos tanto teóricos como observacionales y computacionales para determinar la composición, origen, dinámica y evolución futura de los asteroides, y eso también supone un gran esfuerzo a nivel país”, dicen para concluir.
.
.
ETIQUETAS • AsteroideAstronomíaEspacio.....
.
.

Viendo el interior de las neuronas

.
Tres investigadores de CONICET trabajan desde hace años en la interfase entre la neurobiología molecular y la fisicoquímica para poder observar y analizar cada vez con mejor detalle el interior de las neuronas.
.
Image by Gerd Altmann from Pixabay
.
.
Los sistemas biológicos se basan en una organización jerárquica de proteínas y otras moléculas que dan origen a organelas, células, tejidos y organismos. La función y la estructura de cada componente se encuentran interrelacionadas por una intrincada red de procesos moleculares como unión, asociación, cambios conformacionales, difusión, reacción, y catálisis. En consecuencia, elucidar los mecanismos que mantienen, modifican o interrumpen la vida requiere de determinar la distribución espacio-temporal y estado funcional de las moléculas constituyentes.

Justamente, esta es la misión de los grupos liderados por los investigadores Alfredo Cáceres del Instituto Universitario de Ciencias Biomédicas de Córdoba (IUCBC,) y Damián Refojo, del Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires (IBioBA, CONICET-Partner Institute of the Max Planck Society), que estudian el funcionamiento neuronal a nivel molecular.

La herramienta más comúnmente empleada para visualizar las microestructuras de sistemas biológicos es la microscopía de fluorescencia, porque permite observar por separado o en combinación la organización intracelular de distintas proteínas. Lamentablemente, la microscopía de fluorescencia está lejos de poder brindar resolución molecular. La mínima región que puede distinguirse de otra tiene un tamaño de unos 300 nanometros, donde caben decenas a miles de biomoléculas.

La microscopía de superresolución, también conocida como nanoscopía de fluorescencia, está revolucionando la visualización de sistemas biológicos porque mantiene las ventajas de la microscopía de fluorescencia al tiempo que brinda una resolución cinco a cien veces superior. El desarrollo de estas nuevas metodologías es la misión del grupo de Fernando Stefani, investigador del CONICET en el Centro de Investigaciones en Bionanociencias (CIBION, CONICET).

El trabajo interdisciplinar entre los tres grupos permite la formulación de preguntas profundas sobre el funcionamiento neuronal y el desarrollo de nuevas herramientas de visualización con resolución molecular para resolverlas. El fruto de esta sinergia disciplinar se vio recientemente reflejado en tres importantes publicaciones.

Interdisciplina en acción, y por triplicado

La primera publicación se realizó en la revista Nature Structure and Molecular Biology en febrero del 2020. Allí se presentó un método desarrollado por el grupo de Refojo que detecta proteínas reguladas por Nedd8, una molécula necesaria tanto para la proliferación celular como para el normal desarrollo de las conexiones sinápticas entre neuronas y los procesos de memoria y aprendizaje. Este desarrollo representa una variante de una metodología llamada espectrometría de masa, mediante la cual los investigadores obtuvieron el primer catálogo con cientos de proteínas neddiladas, es decir, modificadas por el pegado de Nedd8. Ese rastrillaje evidenció que la neddilación en neuronas afectaba fundamentalmente a proteínas del citoesqueleto, fascículos que cumplen funciones estructurales y de transporte esenciales para el desarrollo neuronal.

“Con esto proponemos un cambio sustancial en la forma en que se pensó esta modificación molecular hasta hoy”, destaca Damián Refojo y agrega: “Hasta ahora se creía que Nedd8 se unía a un solo tipo de proteínas llamadas Cullinas, que controlan la proliferacion celular. En este trabajo descubrimos que Nedd8, en realidad, se une a cientos de proteínas más para controlar su función, su ubicación subcelular, su estabilidad o su capacidad de formar otros complejos moleculares”. Entre ellas encontramos muchas proteínas del citoesqueleto. Para visualizar los fascículos microscópicos que conforman el citoesqueleto en neuronas, utilizaron la microscopia de superresolución del laboratorio de Fernando Stefani. Fue a partir de esta tecnología que comprobaron que la inhibición de la neddilación alteraba la formación de esos fascículos y, como consecuencia, la maduración neuronal y la formación de dendritas.

El siguiente artículo se publicó en la prestigiosa revista Nature Communications en enero de 2021. Allí se presentó el método de visualización SIMPLER que permite observar sistemas biológicos con un nivel de detalle en 3D mayor al de las nanoscopías convencionales. Gracias a esta tecnología pudieron visualizar distintos complejos supramoleculares del citoesqueleto neuronal, como los anillos de actina/espectrina o microtúbulos individuales.

Alfredo Cáceres, experto y pionero mundial en el estudio del citoesqueleto neuronal se entusiasma con esta posibilidad: “SIMPLER nos abre la puerta de ingreso al estudio molecular y en 3D de la estructura interna de las neuronas en condiciones normales y de diversas enfermedades degenerativas. El conocimiento que podemos ganar es impresionante”. Por otra parte, este método no requiere modificaciones en el hardware de microscopios convencionales, por lo que promete ser ampliamente utilizado en cualquier laboratorio que lleve a cabo experimentos de superresolución.

El tercer avance fue presentado en marzo de 2021 en la revista Nano Letters. Allí se detalla un nuevo método para ubicar la posición de dos moléculas interactuando con una precisión cinco veces mayor a la disponible hasta el momento. El método más usado para visualizar interacciones moleculares se basa en un fenómeno de transferencia de energía entre dos moléculas llamado FRET (por Förster Resonance Energy Transfer). Existen innumerables protocolos para obtener imágenes de FRET que reportan interacciones entre diversas moléculas o entre moléculas y su entorno. Sin embargo, hasta ahora, no existía un método de aplicación general para obtener imágenes de FRET con súper-resolución. Esto es exactamente lo que logró el equipo de Fernando Stefani con el apoyo de los grupos de Refojo y Cáceres, abriendo el camino para un enorme abanico de posibilidades para investigar cómo y dónde se producen las interacciones moleculares dentro de las células.

Para los investigadores, la posibilidad de trabajar cercanamente es una oportunidad única que los lleva a un sinfín de nuevas preguntas que son posibles gracias a este dialogo abierto y frecuente entre laboratorios y disciplinas: “La interacción interdisciplinaria es desafiante y divertida, pero además es el camino que debemos seguir para mantener nuestros altos estándares científicos”, señala Damián Refojo.

Por su parte, Stefani remarca que “ambas técnicas nos van a permitir hacer estudios antes imposibles. Podremos ver cómo se organizan e interactúan proteínas dentro de las células y esto nos da una ventaja competitiva fundamental para nuestros estudios futuros”. Y agrega que “la dinámica de trabajo entre los tres grupos ha sido extraordinaria, muy estimulante y creativa. Tenemos diez veces más ideas y proyectos de los que podemos realizar. Lo más difícil es priorizar, porque todos los proyectos son de primer nivel.” Finalmente, Cáceres reflexiona: “esta cooperación muestra una manera de trabajar e investigar que rinde. Es la manera en que se está avanzando en los mejores laboratorios del mundo. Las investigaciones de punta requieren de esfuerzos mancomunados y sostenidos entre las disciplinas tradicionales. Nuestro trabajo en conjunto recién comienza.”
.
Trabajos de referencia

Szalai, A. M., Siarry, B., Lukin, J., Giusti, S., Unsain, N., Cáceres, A., … & Stefani, F. D. (2021). Super-resolution imaging of energy transfer by Intensity-Based STED-FRET. Nano Letters. https://doi.org/10.1021/acs.nanolett.1c00158

Szalai, A. M., Siarry, B., Lukin, J., Williamson, D. J., Unsain, N., Cáceres, A., … & Stefani, F. D. (2021). Three-dimensional total-internal reflection fluorescence nanoscopy with nanometric axial resolution by photometric localization of single molecules. Nature communications, 12(1), 1-13. https://doi.org/10.1038/s41467-020-20863-0

Vogl, A. M., Phu, L., Becerra, R., Giusti, S. A., Verschueren, E., Hinkle, T. B., … & Sheng, M. (2020). Global site-specific neddylation profiling reveals that NEDDylated cofilin regulates actin dynamics. Nature structural & molecular biology, 27(2), 210-220. https://doi.org/10.1038/s41594-019-0370-3
.
.
ETIQUETAS • NeurologíaInvestigaciónSaludNeuronas
.
.

Una investigación avanza hacia la conexión entre máquinas y humanos


La posibilidad de realizar prótesis e implantes “inteligentes», es solo una de las aplicaciones que implica una investigación sobre moléculas en superficies metálicas.
.
Image by Gerd Altmann from Pixabay
.
.
Tras estudiar el comportamiento de moléculas sobre superficies metálicas, un equipo de científicos logró establecer los principios que permitirían construir futuras conexiones entre organismos biológicos y dispositivos electrónicos, lo que tendría interesantes implicaciones para la medicina y la informática.

De acuerdo a Eduardo Cisternas, Director del Departamento de Ciencias Físicas de la Universidad de La Frontera e investigador del Núcleo Milenio de Nanotecnología MultiMat, su trabajo consistió en “un análisis estadístico y cálculos computacionales que muestran la auto-organización de moléculas, es decir, cómo éstas se mueven, agrupan y comportan al ser depositadas sobre superficies metálicas. Este es el primer paso para construir un interfaz orgánico-metálico”, señala.

Por su parte, Marcos Flores, académico del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, y también investigador de MultiMat, indica que en esta etapa del trabajo “buscamos determinar la forma en que las moléculas se auto-organizan, minimizando la energía y optimizando el espacio disponible”.

Las proyecciones futuras de este trabajo van desde generar nuevos sensores biológicos que pueden efectuar integración con los sentidos (vista, oído), hasta traducir señales cerebrales en estímulos eléctricos que activan luego prótesis, dispositivos biónicos o implantes.

Un proceso fascinante

“La auto-organización de moléculas sobre superficies – en este caso se hizo sobre oro- es un proceso fascinante, en él las moléculas interactúan tanto con la superficie como entre ellas mismas y en la dinámica inciden variables como la temperatura y el número o concentración de moléculas”, explica Cisternas.

La fase experimental estuvo a cargo del Doctor Marcos Flores, y la fase de los cálculos computacionales, llevados a cabo sobre supercomputadores en Chile y Argentina, fue liderado el académico de la Universidad de la Frontera, quien además efectuó el análisis matemático para determinar tanto la interacción de las moléculas entre ellas y de ellas con la superficie.

El siguiente paso del equipo será “Aplicar la metodología hacia otras moléculas de interés y analizar transiciones de fase relacionadas al proceso de autoorganización”, señaló el Doctor Flores.

El resto del equipo científico estuvo compuesto por Eugenio Vogel, de la Universidad de La Frontera y en la contraparte argentina se sumaron Gonzalo dos Santos, de la Universidad de Mendoza y Antonio Ramírez-Pastor, de la Universidad de San Luis.
.
Trabajo de referencia | El trabajo titulado “Self-assembled monolayer formation of pentamers-like molecules onto FCC(111) surfaces: the case of curcuminoids onto Au(111) surface (“Formación monocapa autoensamblada de moléculas similares a pentámeros en superficies FCC (111): el caso de los curcuminoides en la superficie Au (111)”), apareció en la revista NanoExpress: https://iopscience.iop.org/article/10.1088/2632-959X/ab8961
.
.
ETIQUETASTecnologíaInvestigación
.
.
.
.
.
.

Desvelan uno de los grandes misterios de la Ciencia: la mayoría de los virus y bacterias caen desde el cielo


La Universidad de Granada lidera una investigación internacional que ha demostrado por primera vez que, cada día, casi un billón de virus y más de 20 millones de bacterias circulan por la atmósfera terrestre y se depositan en lugares de alta montaña. La investigación ha sido publicada en la prestigiosa revista “International Society for Microbial Ecology”, del grupo Nature.
.
Imagen donde se aprecian los dos escenarios meteorológicos más frecuentes que depositan grandes cantidades de virus (borrascas procedentes del Atlántico) y bacterias (intrusiones de polvo Sahariano) en las altas montañas de Sierra Nevada (NASA Visible Earth)
.

Científicos de la Universidad de Granada, en colaboración con la University of British Columbia (Canadá) y San Diego State University (Estados Unidos) han demostrado que un número impresionante de virus y de bacterias circulan por la atmósfera terrestre y, finalmente, se depositan tras largos recorridos en lugares tan prístinos (inalterados) como la alta montaña.

Los mecanismos de dispersión de los microorganismos a escala global son prácticamente desconocidos. En este trabajo, publicado en la prestigiosa revista “International Society for Microbial Ecology” del grupo Nature, los investigadores han cuantificado por primera vez la cantidad de virus y bacterias que se depositan tras viajar por la atmósfera miles de kilómetros, bien desde el Océano Atlántico o bien desde el desierto del Sahara, para depositarse en las altas cumbres de Sierra Nevada (Granada).

Cada día, casi un billón de virus y más de 20 millones de bacterias se depositan en cada metro cuadrado por encima de la capa de mezcla atmosférica en Sierra Nevada, es decir, por encima de los 2500-3000 metros de altitud.

Las tasas de deposición de virus obtenidas por los investigadores fueron entre 9 y 461 veces superiores a las tasas de deposición de bacterias. Los virus y las bacterias se depositan normalmente por el lavado atmosférico de la lluvia y por sedimentación por gravedad. Sin embargo, la lluvia parece ser menos eficiente retirando virus que bacterias. Este hecho parece estar relacionado con el tamaño de las partículas a las que preferencialmente se adhieren los virus y las bacterias.

“También hemos encontrado que la mayoría de los virus parecen tener una procedencia marina y suelen ser transportados asociados a partículas de naturaleza orgánicas de un tamaño menor que las partículas a las que se adhieren las bacterias”, explica la autora principal de este trabajo, la profesora del departamento de Ecología de la Universidad de Granada Isabel Reche.

Estas últimas se suelen adherir a partículas de naturaleza mineral, especialmente procedentes del suelo del desierto del Sahara. Dicho de otro modo, las bacterias y los virus generalmente se depositan de regreso a la Tierra a través de eventos de lluvia e intrusiones de polvo sahariano.

“Que el tamaño de las partículas a las que se adhieren preferencialmente los virus sea pequeño y la baja eficiencia de deposición asociada al lavado por lluvia hace que éstos puedan persistir durante más tiempo en la atmósfera y, consiguientemente, ser transportados a mayores distancias”, señala Reche.

Esta investigación, explican los autores, ayuda a explicar por qué desde hace 20 años se han encontrado virus genéticamente idénticos en lugares muy distantes del planeta y en ambientes muy dispares: los virus viajan por la atmósfera.

En el trabajo han participado también el profesor Curtis A. Suttle de la University of British Columbia (Canadá) y la profesora Natalie Mladenov, de la San Diego State University (Estados Unidos).
.
.
Referencia bibliográfica | Deposition rates of viruses and bacteria above the atmospheric boundary layer. Isabel Reche, Gaetano D’Orta, Natalie Mladenov, Danielle M. Winget& Curtis A. Suttle. The ISME Journal (2018). doi:10.1038/s41396-017-0042-4
.
.
.
.
.
ETIQUETASMedio AmbienteSaludInvestigación

El cerebro se debate entre la coherencia dinámica y la metaestabilidad estructural


06.02.2016 | Un rasgo característico del cerebro son las oscilaciones rítmicas de la actividad neuronal en un abanico de frecuencias que van desde las ultra rápidas (0.05 Hz) y ultra ralentizadas (500 Hz) a frecuencias bajas. La comunicación y el procesamiento de la información entre diferentes grupos de neuronas depende de si éstas se sincronizan o no. Entender por qué mecanismos se establece la comunicación entre las diferentes áreas cerebrales sigue siendo uno de los mayores retos de la neurociencia.
.
.
Si el cerebro está organizado de manera jerárquica, ¿cuál es el centro que determina su sincronización? En un momento temporal dado, el intercambio de información y la comunicación entre dos grupos de neuronas es más eficaz si el estado de excitabilidad fluctuante está coordinado, entonces se habla de coherencia. Es lo que se conoce como principio fundamental de la coherencia (CTC) y es un mecanismo primordial en el cerebro. El control de esta coherencia por parte de la corteza cerebral se lleva a cabo a gran escala y abarca largas distancias.

Un trabajo de Gustavo Deco y Morten L. Kringelbach, publicado en Trends in Neurosciences, enlaza el concepto dinámico de coherencia con el de metaestabilitat, con lo que examinan el amplio repertorio de funciones cerebrales a través de la estructura anatómica subyacente a su conectividad. Para ello se han servido de la evidencia del modelado computacional del cerebro entero elaborado a partir de datos multimodales obtenidos por técnicas de neuroimagen.

Como ha comentado Gustavo Deco, coautor del trabajo e investigador ICREA del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (DTIC) y jefe del Grupo de Investigación en Neurociencia Computacional de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), "con la ayuda de los datos que disponemos, tanto a nivel celular como a nivel funcional, hemos explorado el potencial del principio fundamental de la coherencia cerebral para averiguar los mecanismos de comunicación del cerebro en su totalidad".

Daños en la conectividad cerebral limitan el principio de la coherencia

En este artículo, Deco y Kringelbach han tenido en cuenta los vínculos existentes entre la metasestabilitat y la coherencia, tanto en el cerebro sano como en el enfermo. "Con esto hemos conseguido demostrar que la coherencia es un mecanismo importante en el cerebro, de modo que cuando la conectividad está dañada debido a trastorno o enfermedad mental, el repertorio de rutas disponibles de CTC es mucho más limitado con consecuencias potencialmente graves", ha explicado Deco.

Y ha continuado afirmando, "La evidencia que se desprende de nuestro estudio acerca del vínculo entre metaestabilitat y coherencia en el cerebro normal y sano, nos sugiere que el cerebro sano se caracteriza por ser máximamente metaestable, y que esto es indispensable para desplegar el rico repertorio funcional estructural normal del cerebro gracias a la modulación flexible en la conectividad de las redes neuronales".
.
.
Referencia | Gustavo Deco, Morten L. Kringelbach (2016) “Metastability and Coherence: Extending the Communication through Coherence Hypothesis Using A Whole-Brain Computational Perspective”, Trends in Neuroscience, http://dx.doi.org/10.1016/j. tins.2016.01.001.
.
.
.