¿Por qué nos gustan tanto las patatas fritas? La respuesta está en el ADN antiguo

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Los carbohidratos han sido una excelente fuente de calorías a lo largo de nuestra historia evolutiva, cuando obtener suficientes alimentos era una lucha constante. Científicos de EE.UU. han descubierto que el gen de la saliva responsable de digerir el almidón podría haberse duplicado por primera vez hace más de 800.000 años, antes de la llegada de la agricultura.
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El equipo ha descubierto que la duplicación del gen de la amilasa salival (AMY1) ha tenido un papel clave en la adaptación humana a dietas ricas en carbohidratos / Imagen de mscoeraeliey en Pixabay
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Nuestra atracción por las patatas fritas, la pasta, el pan o los dulces viene de un gen, responsable de la digestión del almidón en la saliva, que se duplicó cuando aún habitábamos en cavernas. Así lo afirma un estudio que se publica esta semana en la revista Science.

Científicos de la Universidad de Búfalo y del Laboratorio Jackson, ambos en EE UU, han desvelado que la duplicación del gen de la amilasa salival (AMY1) ha tenido un papel clave en la adaptación humana a dietas ricas en carbohidratos.

El trabajo muestra cómo las primeras copias de este gen sentaron las bases de la amplia variación genética que aún existe hoy en día y que influye en la eficacia con la que los humanos digieren los alimentos ricos en almidón. El AMY1 no solo puede haber contribuido a dar forma a la adaptación humana a los alimentos ricos en féculas, sino que su duplicación pudo haberse producido hace más de 800.000 años, mucho antes de la llegada de la agricultura e incluso antes de que los humanos y los neandertales divergieran, destacan los autores.

“Cuantos más genes de amilasa se tengan, más de esta enzima se puede producir y más almidón se podrá digerir eficazmente”, explica Omer Gokcumen, coautor del trabajo e investigador de la Universidad de Búfalo.

Gokcumen comenta a SINC que lo más sorprendente del estudio fue “la gran variabilidad estructural que observamos en esta región del genoma, algo bastante raro en genes que codifican proteínas”.

Duplicaciones de “una antigüedad fascinante”

Además, agrega, “fue fascinante descubrir la antigüedad de las copias iniciales. Estas primeras duplicaciones hicieron que la región fuera mutablemente inestable, lo que sigue impulsando la variación que vemos hoy en día”.

Los investigadores analizaron el ADN de 68 humanos antiguos, entre ellos un espécimen de 45.000 años de antigüedad de Siberia, y hallaron que los cazadores-recolectores preagrícolas ya contaban con entre cuatro y ocho copias del gen AMY1, lo que indica que la capacidad de digerir almidón ya era un rasgo importante antes de la domesticación de plantas.

El uso de tecnologías avanzadas como la secuenciación de lectura larga permitió a los investigadores mapear esta región del genoma con un detalle sin precedentes. “Antes, las técnicas de lectura corta no podían diferenciar con precisión entre copias del gen debido a su naturaleza repetitiva”, explica Gokcumen.

Los alimentos ricos en almidón son una excelente fuente de calorías y, durante la mayor parte de nuestra historia evolutiva, conseguir suficientes alimentos fue una lucha constante.

“Es probable que nuestros ancestros ansiaran alimentos ricos en calorías, sobre todo en épocas de hambruna. Un alimento rico en calorías como la tortilla española habría sido un sueño para nuestros antepasados en la sabana”, bromea el investigador.

Un impulso codificado en nuestra genética

“Este fuerte impulso por los hidratos de carbono está codificado en parte en nuestra genética. La variación en el gen AMY1 puede desempeñar una función en la forma en que saboreamos y metabolizamos los alimentos ricos en almidón, pero se necesita más investigación para comprender plenamente su impacto”, subraya.

Respecto a la conexión entre la variación genética de este gen y su impacto en la salud metabólica actual, Gokcumen dice que “aún se debaten los mecanismos exactos por los que el AMY1 afecta a la salud humana”.

Lo que esta investigación deja claro, recalca, “es que que AMY1 se ha mantenido e incluso duplicado adaptativamente para conferir algunas ventajas biológicas en el linaje humano por razones evolutivas”.

Sin embargo, “aún no está claro si el efecto principal es directamente metabólico (relacionado con la digestión), sensorial (cómo percibimos los alimentos ricos en almidón) o indirecto a través del microbioma, o una combinación de estos”.

Además, señala Gokcumen, “los efectos de la variación de AMY1 dependen en gran medida de la dieta. Por ejemplo, “el número de copias de este gen puede tener un impacto mínimo en alguien que sigue una dieta cetogénica –baja en carbohidratos–. Nuestro estudio sienta las bases para comprender mejor estas complejidades”.

Copias en neandertales y denisovanos

Los autores encontraron pruebas de replicaciones del gen AMY1 tanto en neandertales como en denisovanos.

Según aclara Gokcumen, “si estas copias son idénticas por descendencia, esto sugeriría que las duplicaciones iniciales se produjeron antes de que los humanos y los neandertales divergieran, potencialmente hace 800.000 años”.

Sin embargo, prosigue, “también es posible que influyera la mezcla entre las primeras poblaciones humanas y los primeros homininos, o que se produjeran copias independientes en ambos linajes. Se necesitan más investigaciones para aclarar estas posibilidades. En cualquier caso, nuestro estudio demuestra claramente que las copias iniciales son anteriores a la agricultura”, reitera.
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Trabajo de referencia | Feyza Yılmaz et al.“Reconstruction of the human amylase locus reveals ancient duplications seeding modern- 2 day variation”. Science.(2024)
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FUENTE • Agencia SINC.....
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Físicos chilenos anuncian una inminente geotormenta capaz de apagar redes eléctricas y telecomunicaciones

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Una llamarada solar tan intensa que golpeará el campo magnético terrestre, sacudiendo el planeta y provocando la caída abrupta de la electricidad, Internet y las redes de telefonía durante varios días. Esto es lo que advierte una investigación de tres físicos de la Universidad de Chile publicada en la revista científica Space Weather, donde ha destacado como el estudio más leído y descargado del año. El fenómeno, conocido como geotormenta o tormenta geomagnética, afecta también la navegación y la aeronáutica, pues altera las brújulas.
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Pasar días sin luz, Internet, televisión, celular, ni teléfono son algunas de las consecuencias del fenómeno climático espacial llamado geotormenta o tormenta geomagnética, una reacción de nuestro planeta al impacto de una poderosa eyección de energía que sale desde el Sol hacia el espacio. Si el evento es muy intenso, podría tener efecto en las comunicaciones, en distintas tecnologías y en las redes de transmisión de electricidad. Estamos en el ciclo solar número 25 y el próximo evento es inminente, a fin de año, revela el estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Chile.

“Un evento grande podría ser potencialmente muy perjudicial”, dice el profesor Pablo Moya, académico del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, quien se especializó en clima espacial trabajando en la NASA. El investigador es uno de los autores del artículo que anuncia una inminente geotormenta tan intensa que provocaría un apagón comunicacional de varios días de extensión.

La investigación, titulada “Ocurrencia de Tormentas Geomagnéticas y su Relación con las Fases de los Ciclos Solares”, publicada por la prestigiosa revista Space Weather, una de las más importantes del área, fue destacada recientemente por ser el artículo científico más leído y descargado durante el 2021. La publicación fue realizada por el profesor Pablo Moya junto a la investigadora de la Universidad de Chile, Paula Reyes, egresada de la Facultad de Ciencias, quien cursó el magíster en la misma unidad, y Víctor Pinto, egresado de la Casa de Bello y hoy profesor de la Universidad de Santiago de Chile.

“Las llamaradas solares, popularmente conocidas como tsunamis o tormentas solares, producen una radiación que se propaga desde el Sol hacia el espacio y golpea el campo magnético terrestre, el que reacciona provocando una tormenta geomagnética o geotormenta, que son eyecciones poderosas de energía. Si el evento es muy intenso podría tener efecto en las comunicaciones, en distintas tecnologías de comunicación, de transmisión de electricidad, etcétera”, explica el Dr. Moya.

En el estudio, los físicos chilenos muestran los resultados de un estudio sobre una serie de tormentas geomagnéticas ocurridas entre 1957 y 2019, a partir del cual identifican la probabilidad de ocurrencia de estos eventos y saber si serán moderados, intensos o severos. Su ocurrencia depende de la fuerza del ciclo solar (de aproximadamente 11 años de duración) y de las diferentes fases de este. “Nuestros resultados sugieren que el ciclo solar 25, que acaba de comenzar y que terminaría en 2034, aproximadamente, debería ser más fuerte que el ciclo actual. El máximo debería ocurrir entre este año y el próximo. El pico debería venir pronto”, advierte el investigador.

Una tormenta grande dura aproximadamente una semana desde que comienza hasta que termina. Podríamos tener problemas de comunicación durante varios días. Este impacto en la vida cotidiana fue una de las inspiraciones de Paula Reyes. “Está relacionado con fenómenos que ocurren en los alrededores de nuestro planeta, cuya fuente proviene del Sol, y que impactan directamente a nuestro diario vivir, principalmente por nuestra dependencia al uso de tecnologías”, dice.

En el mundo exterior, en tanto, también hay consecuencias, pues dañan los satélites, afectando así la exploración espacial y la tecnología que periódicamente lanzamos al espacio. “Este tipo de investigación también ayuda a tener una estimación de la obsolescencia de los satélites, e implementar mejoras en sus materiales de fabricación, ya que tormentas severas pueden producir sobrecargas y daños en ellos que sean irreversibles”, agrega la investigadora.

Por ejemplo, a principios del año pasado, SpaceX lanzó una flota de satélites a la alta atmósfera y una eyección de masa coronal que ocurrió días antes, al alcanzar la Tierra, desencadenó una tormenta geomagnética que produjo cambios en la atmósfera y resultó en una pérdida de alrededor del 80% de los satélites de la flota. “Además, dependiendo de la intensidad de la tormenta, pueden producirse sobrecargas en nuestros sistemas eléctricos, problemas en las órbitas de los satélites y -en general. en los sistemas de comunicación”, detalla la científica chilena.

Tormentas extremas: ¿Se puede predecir con certeza cuándo se registrará una?

El último gran evento se registró el 2003 en el Hemisferio Norte y provocó un apagón de Internet de varios días. Un hecho casi anecdótico en un mundo prácticamente análogo en ese entonces, que hoy, veinte años después, cuando toda la sociedad depende de la conexión a Internet, la electricidad y las comunicaciones, podría ser catastrófico. “Un evento realmente grande podría producir muchas pérdidas y muchos problemas de comunicación”, sostiene el profesor Moya.

Esos campos magnéticos pueden perturbar a cualquier material conductor, ya sea una línea de alta tensión, un tubo grande para transportar petróleo o una central eléctrica. “Además, perturba el campo magnético que mide las brújulas. Así que también tienen efecto en la navegación, en la aeronáutica”, precisa el especialista de la Universidad de Chile.

En esta línea, relata que en 1989 se registró una tormenta geomagnética muy grande, bautizada como “El evento de Halloween", que produjo apagones por la explosión de transformadores, centrales eléctricas y líneas de transmisión debido a los efectos electromagnéticos en la superficie terrestre.

El primer evento registrado fue hace como 150 años y se conoce como “Evento de Carrington”. La historia dice que saltaban chispas de los telégrafos. “Ese evento fue tan grande, tan grande, que la aurora se vio en Chile. Hay reportes de que se podía leer el diario de noche solamente con la luz de la aurora y todas las líneas de telégrafo se echaron a perder, los operarios veían que saltaban chispas de las líneas del telégrafo, así que las desconectaron de la corriente, pero la corriente inducida por la aurora las hacían funcionar igual y podían igual comunicarse solamente por la inducción del campo magnético de la aurora”, señala el profesor.

“Si eso pasara hoy día, sería mucho más complicado porque fallaría Internet, fallarían los satélites, fallarían las comunicaciones, fallan los GPS… Se apagaría Internet y habría múltiples fallas en centrales eléctricas que en 1859 no existían”, afirma. “Un evento como ese no ha sucedido más hasta el día de hoy. Entonces, una de las preguntas es ¿qué tan probable es que esto ocurra mañana? Y, por lo tanto, nuestro trabajo tenía que ver con eso. Tenemos los datos y podemos hacer una relación estadística para predecir qué tan probable es que haya un evento extremo pronto”, asegura el investigador.

Coincide con esta visión su alumna de tesis. “Si una tormenta de ese tipo ocurriese el día de hoy, es probable que se produzcan cortes de electricidad por varias horas debido a la sobrecarga del tendido eléctrico por la corriente eléctrica inducida. También cortes en las comunicaciones y televisión, lo que resultaría en pérdidas económicas significativas”, indica Paula. Sin embargo, plantea la científica, "no podemos olvidar que estamos frente a fenómenos naturales y que, a pesar de los fallos que se producirían, tendríamos la oportunidad de presenciar un espectáculo fascinante en nuestros cielos, ya que las auroras podrían observarse en latitudes mucho más alejadas de los polos”.

¿Estamos preparados?

El clima espacial es de vital importancia, ya que puede incidir en múltiples aspectos de nuestra vida como sociedad, desde las comunicaciones hasta asuntos geopolíticos, particularmente hoy, que dependemos en nuestro día a día de diversas tecnologías, como los satélites. “O sea, para países como Chile, imagina que mañana hay un terremoto y al mismo tiempo una tormenta geomagnética. Entonces, tenemos a la gente aislada que más encima no puede comunicarse. Eso sería una de las peores cosas que podría pasar”, sostiene Moya.

Existe una oficina en las Naciones Unidas que se preocupa del clima espacial y financia gran parte de las investigaciones en temas de plasmas en el espacio para entender la física del Sol, el espacio y la Tierra. Este trabajo tiene como propósito "ojalá algún día tener capacidad predictiva, de la misma forma que la meteorología, ya que con los datos que se saben de presión, temperatura y el viento y las nubes, uno puede decir con cierta, seguridad si mañana hay un 80% de probabilidad de que llueva, por ejemplo. Y el objetivo a mediano plazo es ojalá hacer eso con el Sol. Ya existe un monitoreo constante de la actividad del Sol de las agencias espaciales desde telescopios y satélites".

“El tema es que ahora un evento grande podría ser potencialmente muy, muy, muy perjudicial. Claro, y eso al final es lo que motiva a la Agencia Espacial de las Naciones Unidas a meterle recursos a este tipo de investigación. Y hace que exista una parte de la comunidad científica que le interesa este tipo de revista”, indica el físico de la Universidad de Chile.

¿Hace daño a las personas? “Si estás en el espacio sí te puedes irradiar”, dice el profesor Moya. En la Estación Espacial Internacional, cuando hay eventos intensos, tienen protocolos de protección, de entrar en salones especiales para minimizar la radiación. Porque claro, se produce mucha radiación en el espacio, pero no llega a la Tierra de forma dañina para el ser humano. No más que exponerse al Sol.

Estudio más leído

Respecto al hecho de haber sido el estudio más leído de 2021 en la revista Space Weather, el profesor Moya comenta que “fue una buena y linda noticia porque es un trabajo que hicimos con Paula y Víctor al que le dimos mucho cariño. Nos alegra, creo que el trabajo quedó lindo, claro y atractivo. Es un estudio hacia atrás en el tiempo, pero permite esbozar una predicción de lo que va a pasar de ahora en adelante. Entonces, esas dos cosas hacen que el trabajo sea en el fondo atractivo para las personas que estudian datos, pero también para la gente que está interesada en hacer predicciones de qué tan intenso va a ser el ciclo solar actual”, dice el profesor Moya.
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FUENTE • Universidad de Chile.....
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¿Abrazar la tradición frente a los peligros?

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Los resultados de esta investigación, liderada por la UCLA (Universidad de California) y en la que participa la Universidad de Sevilla, podrían ser útiles para la comunicación sobre medidas de salud ante próximas pandemias.
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Imagen de wal_172619 en Pixabay
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Un estudio realizado en 27 países, liderado desde el departamento de Antropología de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) y en el que participa la Universidad de Sevilla, sugiere que durante los primeros años de la pandemia de COVID-19 el tradicionalismo ha estado asociado con el apoyo a conductas de protección más estrictas frente a esta epidemia.

La investigación, publicada recientemente en la revista Nature Scientific Reports, ha revelado que las personas que están más de acuerdo con afirmaciones como “Las tradiciones son el fundamento de una sociedad sana y deben ser respetadas” también tienden a apoyar un patrón más estricto de conductas de protección personal frente a la pandemia.

Ya en investigaciones previas se ha apuntado a una asociación entre un mayor tradicionalismo y una mayor atención a la posibilidad de amenazas externas. En estos estudios, el tradicionalismo psicológico fue medido por los investigadores como una variable agregada a partir de las respuestas de los participantes a una serie de preguntas sobre su valoración de las tradiciones o su negativa a mostrar acuerdo ante afirmaciones del tipo “La gente debería desafiar las tradiciones sociales con el fin de hacer avanzar a la sociedad”. Es decir, se mostraban a favor de la tradición por encima de otros valores.

La desconfianza hacia la ciencia tapaba el efecto

Los recientes resultados del estudio internacional, al apuntar a una asociación entre tradicionalismo y medidas de precaución frente a la pandemia, pueden parecer contraintuitivos. Después de todo, en varios casos muy mediáticos, las comunidades más reacias a la hora de seguir las recomendaciones de salud pública eran precisamente comunidades muy tradicionalistas o conservadoras (como en Estados-Unidos, o algunas comunidades religiosas ultra-ortodoxas). El estudio también evidencia que en ocasiones el tradicionalismo suele ir acompañado de desconfianza hacia la ciencia o bien de una orientación diferente sobre las prioridades económicas y sociales.

Sin embargo, cuando se tienen en cuentan estas dinámicas, reflejadas en los datos de la investigación y comparadas en los 27 países, el efecto del tradicionalismo sobre las conductas de protección se muestra mayor: A idénticas actitudes sobre la ciencia o sobre las prioridades económicas, una persona tradicionalista suele mostrar claramente más apoyo a las medidas de protección frente a amenazas como la COVID. Lo que sucede es que en algunos casos más llamativos la desconfianza ante la ciencia o la actitud ante la economía “tapaban” este efecto.

Investigación fundamental, también aplicada

El profesor del departamento de Filosofía, Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Sevilla, Hugo Viciana, ha llevado a cabo la parte del trabajo realizado desde España.

Hugo Viciana destaca que “los datos que emergen de esta comparativa son fascinantes ya que arrojan luz sobre una dimensión antropológica del ser humano tan relevante como la naturaleza del apego a las tradiciones.”

Además, afirma que las “investigaciones como esta pueden ayudar a diseñar la comunicación de medidas de salud pública al revelar detalles que antes se habían pasado por alto.”
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Trabajo de referencia | Samore, T., Fessler, D.M.T., Sparks, A.M. et al. Greater traditionalism predicts COVID-19 precautionary behaviors across 27 societies. Sci Rep 13, 4969 (2023). https://doi.org/10.1038/s41598-023-29655-0
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Un desayuno adecuado disminuye el riesgo de desarrollar el síndrome metabólico

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Las personas que ingieren entre un 15% y un 30% de sus calorías diarias durante el desayuno presentan una menor proporción de obesidad, hipertensión arterial y diabetes. El estudio apunta que aquellos individuos que realizan más de cinco ingestas al día, quizás debido a un mayor picoteo entre horas, tienen más probabilidades de sufrir el síndrome metabólico. El trabajo, en el que colabora el Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo, ha sido publicado en Nutrients, una revista de máximo impacto en su área del conocimiento.
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Una de las patologías que más está aumentado en el mundo es el síndrome metabólico, que ocurre cuando se dan en la misma persona, al menos, tres de los siguientes requisitos: obesidad, triglicéridos elevados, HDL-Colesterol bajo, hipertensión arterial y diabetes. La dieta es uno de los factores que más influye en este síndrome. Una investigación, en la que participa la Universidad de Oviedo, revela que un desayuno adecuado disminuye el riesgo de desarrollar esta patología. El estudio concluye que aquellas personas que ingieren entre un 15% y un 30% de sus calorías diarias durante la primera comida del día presentan una menor proporción de obesidad, hipertensión arterial y diabetes. La investigación ha sido publicada en la revista Nutrients, de máximo impacto en su área del conocimiento.

Cristina Lasheras Mayo, profesora del Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo, recuerda que los estudios actuales sobre nutrición se centran no solo en averiguar cómo influye la ingesta total de alimentos y nutrientes, sino en la importancia de cómo los distribuimos a lo largo del día. “Muchos estudios han concluido que el desayuno es una de las comidas más importantes del día y que aquellos que no desayunan tienen más problemas de salud. Sin embargo, la mayoría de los estudios que han valorado la relación entre la composición de la ingesta y distintas enfermedades, se han focalizado en el efecto de las comidas del mediodía, la cena o bien en la ingesta nocturna y son pocos los que lo han hecho en el desayuno”, comenta la investigadora. “Por este motivo, nos propusimos en este trabajo profundizar en el efecto del desayuno sobre la salud metabólica”, aclara.

El estudio se llevó a cabo en personas voluntarias del estudio prospectivo sobre dieta, cáncer y salud EPIC (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition, por sus siglas en inglés), que se desarrolla en Asturias, Granada, Murcia, Navarra, Guipúzcoa y Barcelona. En Asturias, el proyecto se lleva a cabo desde la Consejería de Salud y la Universidad de Oviedo.

Historial dietético y análisis bioquímico

A cada participante se le realizó una historia de dieta y se le extrajo una muestra de sangre. Así, se obtuvo la ingesta de carbohidratos, proteínas, lípidos y fibra del total del día y de cada una de las tomas realizadas. Tras el análisis estadístico de los datos, se observó que la proporción de participantes que sufrían síndrome metabólico era un 38% menor entre los que ingerían en el desayuno entre el 15% y el 30% de las calorías totales del día comparado con aquellos que consumían cantidades menores. Las patologías en las que se vio más efecto fueron la obesidad, la hipertensión y la diabetes.

Otro resultado significativo observado en este trabajo es una tendencia a desayunar menos cantidad de energía entre aquellos individuos que realizan más de cinco ingestas al día. Esta mayor frecuencia de comidas, quizás debido a un mayor picoteo entre horas por parte de estas personas, se relaciona con un 23% más de síndrome metabólico.

La profesora Lasheras indica que, a pesar de que el tipo de diseño del estudio no permite hablar de una relación causa-efecto, estudios experimentales han mostrado que consumir las mismas calorías a primera hora de la mañana frente a hacerlo al final del día, lleva consigo una mejor respuesta metabólica, además de un mayor gasto de calorías para digerir y almacenar los nutrientes. Esta situación implica una mayor necesidad de calorías totales y una mejor respuesta a la glucosa, dos mecanismos implicados en un mejor control de la salud cardiometabólica. “Además, un buen desayuno con alimentos que nos aporten las calorias adecuadas aumenta la sensación de saciedad y, por tanto, disminuye la cantidad de comida ingerida el resto del día”, subraya la investigadora.

“En definitiva, a pesar de que los horarios de vida actual nos ponen difícil atender a nuestra biología y conseguir una buena distribución de la ingesta, el estudio señala la importancia de realizar un buen desayuno como una estrategia para disminuir el síndrome metabólico” concluye la profesora Lasheras.
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Trabajo de referencia | Lujan-Barroso L, Iglesias L, Zamora-Ros R, Lasheras C, Sánchez MJ, Cabrera-Castro N, Delfrad J, Amiano P, Molina-Montes E, Colorado-Yohar S, Moreno-Iribas C, Dorronsoro A, Rodríguez-Barranco M, Chirlaque MD, Aizpurua A, Agudo A, Quirós JR, Jakszyn P. Breakfast Size and Prevalence of Metabolic Syndrome in the European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC) Spanish Cohort. Nutrients. 2023 Jan 26;15(3):630. doi: 10.3390/nu15030630. PMID: 36771336; PMCID: PMC9919450.
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FUENTE • Universidad de Oviedo.....
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Nuevos datos explican anomalías observadas en la superficie de estrellas como el Sol

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Simulan la interacción de una estrella como el Sol con una estrella compañera enana marrón (un objeto de masa intermedia entre un planeta y una estrella) en diferentes escenarios de colisión.
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Tormentas solares
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Un equipo de investigadores de la Universidad de Granada (UGR), de la Universidad de Basilea (UniBas) y de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) ha realizado simulaciones hidrodinámicas en tres dimensiones de la colisión entre una estrella como el Sol y una estrella enana marrón con una precisión espacial sin precedentes, lo que les ha permitido hacer predicciones sobre los efectos que esta interacción podría tener sobre la estructura y composición química superficial de la estrella de tipo solar.
El detallado análisis de estas simulaciones, que abre una nueva puerta a la explicación de algunas anomalías en las abundancias superficiales observadas en estrellas como el Sol, se acaba de publicar en la revista científica Astronomy & Astrophysics.

El descubrimiento y análisis de exoplanetas (planetas situados fuera del Sistema Solar) ha mostrado, entre otras cosas, que algunas de las estrellas en torno a las cuales giran estos exoplanetas muestran características anómalas que son difíciles de explicar a partir de la teoría de evolución estelar estándar.

Una de las características más sorprendente de los sistemas planetarios descubiertos hasta el momento es el hecho que muchos de ellos poseen planetas gigantes gaseosos del tamaño de Júpiter (o mayores) muy cercanos a la estrella central. Es como si en el Sistema Solar, en la posición de Mercurio, se encontrara Júpiter o un planeta todavía mayor. A estos planetas gigantes tan cercanos a la estrella central se les denomina «hot-Jupiters». Este hecho ha llevado a pensar a muchos investigadores que algunas de las anomalías encontradas en la estrella central pudieran haber sido provocadas por la interacción gravitatoria estrella-planeta, e incluso por la fusión total del planeta con la estrella.

Interacción planeta-estrella

Esta es la idea que se explora teóricamente en el artículo publicado en la prestigiosa revista científica Astronomy & Astrophysics. Los profesores Inmaculada Domínguez y Carlos Abia, pertenecientes al Grupo de Investigación FQM292 de la UGR, junto con Rubén Cabezón (UniBas) y Domingo García-Senz (UPC), han simulado esta interacción utilizando un código numérico hidrodinámico basado en el método de SPH (Smoothed Particle Hydrodynamics). Este método permite representar los objetos en estudio como conjuntos tridimensionales de elementos de fluido con una masa asociada y que interactúan entre sí de acuerdo con las leyes de la física. A fin de maximizar el posible efecto de la interacción planeta-estrella, en este estudio se ha simulado la interacción entre una estrella de características similares (masa, tamaño y edad) a nuestro Sol (representado por unos 5 millones de partículas SPH), con estrellas enanas marrones de masas 50 y 100 veces inferior al Sol (representadas por entre 50,000 y 100,000 partículas SPH respectivamente). Hasta ahora no se habían realizado simulaciones hidrodinámicas en tres dimensiones de este tipo con un número tan grande de partículas, lo que ha permitido estudiar aspectos nunca antes analizados.

En particular, se han analizado tres posibles escenarios de interacción: a) colisión frontal, b) colisión tangencial, y c) una fusión tras caída en espiral de la enana marrón, de los cuales el tercer caso probablemente representa el escenario más realista. Del análisis de estas simulaciones se encuentra que la mayor parte de la masa de la enana marrón se depositaría en la parte central de la estrella, alterando la estructura inicial en temperatura y densidad de ésta. Sólo en el caso de la caída en espiral una fracción de masa significativa de la enana marrón (~40%) se depositaría en las partes superficiales de la estrella.

Esto contrasta con los resultados obtenidos en trabajos anteriores (realizados en una dimensión) que indicaban que la inmensa mayoría de la masa del planeta se disolvería en las partes externas. Por otra parte, las simulaciones realizadas muestran que esta interacción provocaría un aumento muy significativo de la velocidad de rotación de la estrella central, una pérdida de masa relevante (de hasta un ~1% de la masa total del sistema) y, en el caso de la caída en espiral, una contaminación química importante de la envoltura de la estrella con material procedente de la enana marrón. Curiosamente, algunas observaciones de estrellas similares al Sol con planetas orbitando en torno a ellas, han mostrado que algunas poseen velocidades de rotación anormalmente altas para su edad, envolturas de polvo y gas circunestelar. Además, algunas de ellas presentan una abundancia de litio en su atmósfera muy superior a la esperada. Estas observaciones coinciden en gran medida con los resultados más importantes de las simulaciones hidrodinámicas realizadas, lo cual apoyaría la hipótesis de que muchas de las anomalías observadas en estrellas con planetas gigantes orbitando muy cerca de ellas, sean debidas a la interacción con estos e, incluso, al engullido total del planeta por la estrella en el pasado.

Consecuencias para la evolución de la estrella

Los investigadores apuntan que, aunque algunas de las anomalías observadas en estrellas como el Sol coinciden con los resultados de las simulaciones, todavía no se puede afirmar al 100% que estas sean debidas fundamentalmente a interacciones estrella-planeta. Esto es debido a que los cálculos SPH solo pueden simular la fase inicial y «dinámica» de la interacción (de hecho, las simulaciones realizadas abarcan como máximo las primeras horas de las interacciones). Para dar una respuesta más fiable se debería seguir la evolución del objeto resultante tras la coalescencia, en la fase «hidrostática», durante centenas de millones de años (el tiempo típico de evolución estelar), para dar tiempo a que el sistema se estabilice y así evaluar si estas alteraciones en la estrella son transitorias o permanecen durante el tiempo suficiente para ser observadas. Desgraciadamente, esto solo podría hacerse de manera realista con un código tridimensional de evolución estelar. Esta posibilidad está, de momento, fuera del alcance de la potencia de cálculo de incluso los ordenadores más avanzados.

Este tipo de estudios son posibles hoy en día gracias a dos pilares fundamentales. Por una parte, la utilización de códigos numéricos detallados que hacen uso de las últimas tecnologías en programación, manejo de estructura de datos, y paralelización. Por otra, el uso de infraestructuras de última generación, enfocadas a la computación de alto rendimiento, comúnmente conocidas como superordenadores. En este trabajo se usaron tres infraestructuras: Alhambra-Albaicín (UGR), La Palma (IAC) y sciCORE (UniBas), sumando un total de casi dos millones de horas de cálculo. Las simulaciones de este trabajo se completaron en unos seis meses. Sin la existencia de potentes superordenadores que permiten la paralelización masiva de los cálculos, estas simulaciones habrían tardado más de 200 años en completarse.
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La pandemia ha consolidado el modelo de turismo cerca de casa

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Una investigación de la URV analiza las redes sociales y las búsquedas en Internet y concluye que la COVID-19 hace renacer un término nuevo, staycation, que describe un viejo concepto de comportamiento turístico que ya apareció durante la crisis de 2008.
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Un equipo investigador del Departamento de Gestión de Empresas de la Universitat Rovira i Virgili (URV) está trabajando en torno a la reaparición del staycation, un fenómeno que apareció por primera vez durante la crisis financiera de 2008 y que volvió a ser de uso común durante la pandemia de la COVID-19. Staycation es un neologismo, una expresión derivada de la combinación de estancia y vacaciones (stay y vacation, en inglés). La definición de este término, que todavía no está bien desarrollado en la literatura científica, impulsó a los investigadores a proponer algunas claves para entenderlo mejor.

"La pandemia provocó un fuerte resurgimiento de las staycations, ya que obligó a muchas personas a pasar sus vacaciones en casa o cerca de casa a causa de las restricciones de movilidad". Esta evidencia explicada por el investigador del Departamento de Gestión de Empresas de la URV, Babajide Muritala, es el punto de partida de su último artículo. El fenómeno del staycation se generalizó por primera vez en 2008, cuando la economía mundial entró en una profunda recesión acompañada de una fuerte subida de los precios del combustible. Esto supuso que la población dispusiera de menos ingresos para gastar en viajes de ocio y turismo y dio lugar a la sustitución de los viajes de ocio internacionales por actividades de turismo nacional.

Durante la primera parte de la pandemia, en 2020, la principal medida preventiva implementada por los gobiernos para frenar la propagación del nuevo virus SARS-CoV-2, antes de que se desarrollaran vacunas y nuevos medicamentos, fueron acciones de intervención no-farmacéutica. Éstas incluían la obligatoriedad de quedarse en casa, confinamientos y restricciones de movilidad. Esto provocó que, en términos de turismo, la población optara por el turismo nacional y las staycations, mientras que el turismo internacional se detuvo casi por completo. Según los principales estudios, en abril de 2020, los viajes internacionales habían caído hasta un 97% en todo el mundo.

En su último estudio, los investigadores proporcionan una imagen completa del crecimiento y la práctica de las staycations durante los dos primeros años de la pandemia, mediante el análisis de datos de redes sociales y búsquedas en Internet. Para realizar este análisis, hicieron una modelización de datos en Twitter mediante la técnica conocida como Asignación Latente de Dirichlet, un método analítico de texto utilizado para extraer los principales temas de un gran cuerpo de texto sin etiquetar. En paralelo, utilizaron datos de Google Trends para identificar patrones globales de búsqueda en Internet sobre las staycations, incluida una comparación de búsquedas relacionadas para los años 2020 y 2021.

Los resultados de su análisis mostraron que, aunque la población optase por destinos cercanos a su lugar de residencia o incluso en su propio municipio, intentaban conseguir una distancia psicológica, eligiendo por ejemplo alojamiento en hoteles. Con esta decisión evitaban la cotidianidad, las rutinas y las tareas habituales del hogar, de forma similar a la sensación de estar en entornos más alejados. Una evidencia que demuestra este fenómeno es la gran cantidad de temas y búsquedas en internet relacionados con hoteles.

Su estudio también ofrece un análisis del concepto staycation, que ha ido creciendo constantemente desde su generalización durante la crisis financiera y que ahora se ha acelerado, y se espera que siga siendo popular en los próximos años. Este término proporciona una visión crítica para las empresas de hostelería y los responsables políticos en materia turística sobre cómo aumentar los ingresos y promover un turismo de proximidad. Los autores, además, ofrecen una serie de recomendaciones al sector, entre las que se encuentran, por ejemplo, que los hoteles ofrezcan y comercialicen paquetes de estancias, especialmente durante la temporada baja, para el turismo internacional. Asimismo, se recomienda a los responsables políticos el suministro de vales de estancia o planes de crédito y la promoción del turismo local y sostenible.

El artículo, publicado en la revista científica Heliyon, ha recibido financiación del programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea a través de las Acciones Marie Skłodowska-Curie y de la URV.
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Trabajo de referencia | Babajide Abubakr Muritala, Ana-Beatriz Hernández-Lara, Maria-Victoria Sánchez-Rebull. COVID-19 staycations and the implications for leisure travel. Heliyon 8 (2022) e10867. DOI 10.1016/j.heliyon.2022.e10867.
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ETIQUETAS • SociedadCovid-19SaludTurismo.....
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Cómo tener una dieta saludable y a la vez cuidar del planeta

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Elegir alimentos con criterio de sostenibilidad es bueno para la salud humana y para el medio ambiente. Así lo propone la nueva guía saludable de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que también busca promover la actividad física de todas las personas.
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Con el objetivo conjunto de promover la salud ciudadana y la del planeta, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha presentado recientemente la campaña ‘Come sano, muévete y cuida tu planeta’ y la actualización de sus consejos sobre dieta y ejercicio teniendo en cuenta, por primera vez, el criterio de sostenibilidad.

En un documento divulgativo titulado Recomendaciones dietéticas saludables y sostenibles complementadas con recomendaciones de actividad física para la población española, esta agencia del Ministerio de Consumo detalla numerosas propuestas prácticas para mantener una alimentación sana, una vida activa y promover un modelo de consumo más respetuoso con el medio ambiente.

La nueva guía ha sido elaborada teniendo en cuenta la investigación científica más actualizada por el Comité Científico de la AESAN, un panel muy diverso que incluye, entre otros, a expertos en epidemiología y salud pública, en ciencia y tecnología de los alimentos, en seguridad alimentaria o en veterinaria, como destaca a SINC Esther López-García, coordinadora del mismo y catedrática de medicina preventiva y salud pública de la Universidad Autónoma de Madrid.

Aunque ya sabíamos que mantener hábitos saludables es determinante para prevenir las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer, “ahora hay una gran corriente de pensamiento que aboga por que la alimentación, además de sana, también deba ser sostenible”, subraya esta experta en nutrición. Con ese fin, estas nuevas recomendaciones nacen del marco planteado por la Comisión EAT-Lancet para una dieta saludable dentro de los límites planetarios publicado en 2019 en The Lancet, aclara López-García.

El propósito de ese nutrido grupo de expertos internacionales se antojaba ambicioso: lograr alimentar con una dieta sana a los casi 10.000 millones de pobladores que se estima tenga la Tierra en 2050.

La necesaria “transformación global del sistema alimentario”

La creciente población mundial —8.000 millones de habitantes en la actualidad— y el impacto que los sistemas alimentarios tienen sobre la salud humana y la del planeta plantean retos crecientes sobre la forma en la que obtenemos y consumimos nuestros alimentos. Según la web Our World In Data de la Universidad de Oxford, la producción de alimentos representa más de una cuarta parte (26 %) de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, y la mitad de la tierra habitable y el 70 % de la extracción mundial de agua dulce se destinan a la agricultura.

Por otro lado, un amplio análisis de los riesgos alimentarios en 195 países durante el periodo entre 1990 y 2017, también publicado en The Lancet en 2019, estimó que 11 millones de muertes y 255 millones de AVAD (Años de Vida Ajustados por Discapacidad, que expresan el número de años perdidos debido a enfermedad, discapacidad o muerte prematura) fueron atribuibles a factores de riesgo alimentarios.

Los principales, la ingesta elevada de sodio (sal) y la baja ingesta de cereales integrales o frutas. Según especialistas en nutrición y epidemiología de la Universidad de Harvard, “los factores que influyen en que las personas consuman una dieta de baja calidad son múltiples e incluyen la falta de conocimientos, la falta de disponibilidad, el elevado coste, la escasez de tiempo, las normas sociales y culturales, la comercialización y promoción de alimentos de baja calidad y la palatabilidad”.

Por todo ello, los expertos de la Comisión EAT-Lancet citados por López-García urgían a “una transformación global del sistema alimentario”. “Los alimentos que comemos y cómo los producimos determinarán la salud de las personas y del planeta, y deben introducirse cambios importantes para evitar tanto la reducción de la esperanza de vida, como la continua degradación del medio ambiente”, advertían.

Dieta mediterránea: equilibrada y sostenible

Las nuevas recomendaciones de la AESAN buscan promover un patrón de dieta equilibrada con predominio de alimentos de origen vegetal sobre los de origen animal, “en línea con el patrón de dieta mediterránea, que a su vez contribuye a reducir el impacto medioambiental del sistema alimentario”. Según López-García, “la dieta mediterránea es un ejemplo de dieta basada en plantas porque la mayoría de los alimentos son de origen vegetal, cumple casi todas las recomendaciones que hacemos y es culturalmente aceptable”.

La guía recomienda, por ejemplo, “comprar productos frescos de temporada, proximidad y mínimamente procesados (como los congelados) y productos a granel o en envases reciclables”. También aconseja, siempre que se pueda, preparaciones caseras y, en caso de consumir alimentos procesados, elegir los que tengan menos sal, azúcar y grasas que no sean aceite de oliva.

Sobre las frutas y hortalizas, aconseja consumir “también aquellas con defectos estéticos, pues conservan todas sus propiedades nutritivas” y limita el desperdicio de alimentos. En relación con las legumbres —que tienen poco impacto ambiental, un precio asequible y son ricas en proteínas y otros nutrientes—, la guía recomienda cocinarlas en grandes cantidades y congelarlas, así como triturar las sobras de las ya cocinadas para preparar hamburguesas, albóndigas o purés.

Acerca de los cereales, cuyo impacto ambiental es bajo, “se aconseja priorizar los de grano entero y productos integrales, minimizando el consumo de alimentos elaborados con harinas refinadas”, remacha López García.

En relación con los frutos secos, se recomiendan entre 3 raciones semanales y hasta una diaria (consideradas como un puñado que permita cerrar la mano), teniendo en cuenta que en menores de 5 años no se aconsejan enteros por el riesgo de asfixia. “Su impacto ambiental es variable, ya que algunos métodos de cultivo son poco respetuosos con el medioambiente, como el caso de las almendras”, advierte la guía.

Según López García, las patatas y otros tubérculos deben separarse de los grupos anteriores por sus diferentes propiedades nutricionales, en especial su alto índice glucémico. “Aunque las patatas son de los alimentos con menor impacto ambiental, se recomienda su consumo moderado, priorizando los cereales de grano entero y las legumbres como fuentes de hidratos de carbono de digestión lenta”, subraya esta experta.

Menos carne y mejor si es blanca

“El consumo de proteína vegetal debería ocupar una de las raciones proteicas de las dos comidas principales diarias; la otra se puede destinar a pescado, huevos, lácteos o carne”, indica López García. Sobre la carne, la guía recomienda reducir su consumo a entre nada en absoluto y 3 raciones semanales que fuesen, preferentemente, de carne blanca, así como minimizar el consumo de carne procesada.

El consumo de carne y en especial el de carne roja se ha vinculado a problemas de salud y su producción tiene un mayor impacto ambiental que la de otros alimentos, sobre todo la de vaca y cordero. Al tiempo, habría que aumentar el consumo de otras fuentes de proteína, como las legumbres, los frutos secos o los huevos. Estos últimos tienen alto valor nutricional y un impacto ambiental relativamente bajo.

“Si puedes, elige productos procedentes de ganaderías donde la cría de animales cumpla con los más altos estándares de bienestar animal y consume todas las partes del animal (incluyendo cortes grasos y casquería) para evitar el desperdicio”, señala la guía, aunque recomienda elegir cortes magros si se necesita controlar las calorías.

En cuanto al pescado, “se recomiendan 3 o más raciones a la semana, priorizando el azul (sardinas, boquerones, caballa, chicharro, etc.) sobre el blanco y las especies con menor impacto ambiental”, sugiere López García.

Para la leche y los lácteos, muy nutritivos, se recomienda no superar 3 raciones al día, “evitando aquellos con azúcares añadidos y alto contenido en sal”, aconseja esta catedrática. “Sin embargo, debido su elevado impacto ambiental, se sugiere reducir las raciones diarias de lácteos si se consumen otros alimentos de origen animal”, matiza.

Además, las recomendaciones tienen en cuenta las necesidades nutricionales particulares de las personas mayores (el 20% del total de la población española) y aquellas situaciones en las que se necesita reducir calorías para mantener un peso saludable porque más de la mitad de la población de nuestro país presenta exceso de peso.

Por otro lado, durante situaciones con una demanda nutricional elevada, como el embarazo, la lactancia o con la falta de apetito asociada al envejecimiento, la guía recomienda tomar alimentos de alto aporte nutricional y facilidad de consumo, como lácteos (mejor sin azúcares añadidos) y huevos (idealmente, de gallinas criadas en libertad o camperas para contribuir al bienestar animal).

El aceite de oliva virgen es el aceite ideal para todas las comidas por su contenido en sustancias beneficiosas, como los flavonoides, y su mayor calidad organoléptica. Por último, se recomienda el agua como bebida de elección en una dieta saludable. “Tanta como sea necesaria y, siempre que sea posible, del grifo o corriente, de menor impacto ambiental”, recuerda López García.

Mejor cuanta más actividad física y menos tiempo sentados y ante pantallas

La AESAN complementa los consejos dietéticos con recomendaciones de actividad física por grupos de edad (desde niños menores de un año, hasta adultos mayores de 65) que pueden integrarse en el trabajo, los desplazamientos y las tareas cotidianas. “La actividad física es buena para corazón, cuerpo y mente”, señala a SINC Susana Aznar Laín, catedrática en actividad física y salud en la Universidad de Castilla La Mancha y que también ha asesorado a la agencia. “Cualquier tipo de actividad es mejor que ninguna y cuanta más, mejor”, añade.

Como explica esta especialista, que también es ciclista federada, alpinista y esquiadora, “cuando una persona piensa en actividad física, quizás tiene una idea prefijada de una instalación deportiva, de una ropa específica, etc. La industria nos vende muchos mensajes, pero lo importante es dejar claro que toda actividad cuenta, ya sea de transporte, recreativa, deportiva, de actividades domésticas, subir escaleras o ir andando al trabajo: todo sirve”. Además, “todo el mundo puede beneficiarse”, insiste. “Todos los grupos de edad, las mujeres embarazadas o durante el puerperio, las personas con afecciones crónicas o discapacidad, etc.”

Asimismo, esta experta hace hincapié en el fortalecimiento muscular: “es muy importante trabajar la fuerza, sobre todo en niños y adolescentes, en los que ayuda a que la musculatura y la masa ósea se consoliden bien, y en las personas mayores, para favorecer la independencia, prevenir caídas y la osteoporosis”.

En definitiva, “hay que intentar realizar tres estrategias: sentarse menos, moverse más de la forma que sea y hacer ejercicio”. Incluso hay esperanza para quienes pasan la jornada frente a un escritorio porque “8 horas de estar sentado se pueden compensar con entre una hora y 75 minutos de actividad moderada al día”, apunta Aznar Laín. ¿Y qué entendemos por moderada? “Lo mejor es el test del habla”, aclara: “una intensidad es moderada para alguien cuando mientras hace una actividad pueda hablar, pero le cuesta un poquito”.

Para quienes usan podómetros de pulsera, esta especialista alude a la conocida recomendación de caminar 10.000 pasos diarios, popularizada por la estadounidenses Catrine Tudor-Locke, decana de la Facultad de Salud y Servicios Humanos de la Universidad de Nuevo Hampshire. En 2012, ella y David R. Bassett, catedrático y jefe de Fisiología del Ejercicio en la Universidad de Tennessee, también en EE UU, firmaron un artículo titulado “¿Cuántos pasos al día son suficientes?” en Sports Medicine en el que consideraban que, a partir de esa cifra de pasos, se podría considerar a los individuos como "activos".

No obstante, hoy sabemos que “cuantos más pasos, mejor”, sostiene Aznar Laín. “Las últimas evidencias científicas indican que un aumento de 1000 pasos al día se asocia con una reducción significativa de la mortalidad”. Así lo constata, de hecho, una reciente revisión sistemática publicada en The Lancet Public Health: “los beneficios para la mortalidad, en particular para los adultos mayores, pueden observarse a niveles inferiores a la referencia popular de 10.000 pasos al día”, concluían sus autores. La AESAN recomienda alcanzar al menos 7.000-8.000 pasos (unos 6 kilómetros).

A la inversa que con los pasos, sobre el tiempo de exposición en la infancia y la adolescencia a pantallas (teléfono móvil, máquinas de juegos, tabletas, televisión, etc.), esta agencia aconseja que sea “cuanto menos, mejor”, en especial para los más pequeños: nada en los menores de 1 año y 1 hora al día como máximo para niñas y niños de 1 a 2 años. “Hay que huir un poco de las pantallas”, advierte Aznar Laín.
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Ideas prácticas destacadas:

Al comprar: prepara una lista y lleva tu bolsa o cesta de la compra, mejor de tela o de malla. Compra a granel y si usas envases, que sean reciclables. Mejor, alimentos de cercanía y de temporada, consultando la información nutricional del etiquetado. El sistema Nutri-Score refleja la calidad nutricional global: de mayor (letra A y color verde) a menor (letra E y color naranja fuerte). Se recomiendan elegir productos con letra A o B. Diferencia también entre la fecha de caducidad y la de consumo preferente.

Al cocinar: planifica los menús semanales, cocina al vapor —mantiene sus propiedades nutricionales—, cocina varios alimentos a la vez cuando uses el horno y congela antes de desperdiciar.

Al comer: mejor alimentos frescos no procesados o mínimamente procesados, consume preferentemente piezas enteras de frutas y hortalizas de temporada y proximidad y de distintas variedades y colores, come más legumbres (en verano, puedes prepararlas en ensalada) y no favorezcas alimentos dulces (con azúcar o edulcorantes) o salados para no acostumbrar el paladar, especialmente en la infancia. Un ejemplo de plato saludable constaría de un 50 % de frutas y verduras, un 25 % de cereales integrales y de un 25 % de proteínas saludables. Come con tranquilidad y, si puede ser en compañía, mejor.

Muévete más y siéntate menos: aprovecha las actividades cotidianas (anda, aunque sea trayectos cortos, sube escaleras, pasea en la pausa del café en lugar de sentarte), usa las instalaciones deportivas de tu ayuntamiento (parques o polideportivos) y, si cuentas los pasos diarios, haz al menos 7.000-8.000 (unos 6 kilómetros).
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Recomendaciones de un vistazo:

Hortalizas: al menos 3 raciones al día. Por ejemplo, un plato de ensalada, de hortalizas cocidas o una crema.

Frutas: al menos de 2-3 raciones diarias. Mejor si se cultivan en la región o el país. “El consumo de zumos de frutas no es un sustituto de las frutas enteras”, advierte López-García.

Cereales: entre 3 y 6 raciones al día, dependiendo de si se lleva una vida más o menos activa. Lo ideal, integrales y de distintos tipos, incluyendo los menos habituales (sorgo, mijo, trigo, espelta o trigo sarraceno) para fomentar la diversidad de cultivos.

Legumbres: entre 4 raciones a la semana, e incluso a diario. “Son los alimentos de origen vegetal con menor impacto ambiental y son asequibles”, recalca López García.

Proteínas: cada semana, al menos 4 raciones de legumbres, 3 de frutos secos (mejor crudos, sin sal, ni grasas o azúcar), 3 de pescado (mejor azul que blanco) y hasta 4 huevos. Además, no más de 3 lácteos al día sin azúcares añadidos. En cuanto a la carne, reduce su consumo.

Aceite de oliva: ideal en todas las comidas. Su consumo favorece la conservación del olivo y el valor paisajístico de la zona mediterránea.

Agua: es la bebida de elección en una dieta saludable. Mejor del grifo siempre que sea posible, mucho más barata que la embotellada y no genera residuos plásticos. Hay que beberla siempre que se tenga sed. Tanto el consumo de alcohol, como el de bebidas azucaradas o edulcoradas se han relacionado con diversas enfermedades.

Sal: no se deben superar los 5 g al día entre la añadida y la presente en los alimentos. La sal de mesa tiene que ser yodada (lo que se puede comprobar en el envase) y, como alternativa, se pueden usar hierbas aromáticas y condimentos, como el orégano, el tomillo o el pimentón.
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FUENTE • Agencia SINC.....
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Una cámara ultrarrápida revela cómo funcionan los pararrayos

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El pararrayos no atrae ni repele los rayos. Tampoco descarga las nubes, tal como se pensaba antiguamente. Sencillamente le ofrece al rayo un camino fácil y seguro hacia el suelo.
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Varios pararrayos que intentan conectarse a la descarga que baja | Diego Rhamon/Inpe
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Con una cámara de video ultrarrápida, y el triunfo de estar en el lugar adecuado en el momento oportuno, el físico Marcelo Saba, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe, en portugués), y el doctorando Diego Rhamon obtuvieron una imagen inédita de la descarga de un rayo, que muestra detalles de su conexión con varios pararrayos situados en las inmediaciones.

Esa extraordinaria imagen fue a parar a la portada de Geophysical Research Letters (GRL), una de las más importantes revistas científicas del área. Este trabajo, que se salió publicado en la edición de diciembre de dicha revista, contó con el apoyo de la FAPESP. “La imagen se captó durante una noche de verano en la ciudad de São José dos Campos, en el interior del estado de São Paulo, cuando un rayo descendente de carga negativa se acercaba al suelo a una velocidad de 370 kilómetros por segundo [km/s]. En el instante en que la descarga estaba a solamente algunas decenas de metros del suelo, varios pararrayos y cornisas de edificios de la zona produjeron descargas positivas ascendentes, compitiendo para conectarse con el rayo que bajaba. La imagen final anterior a la conexión se obtuvo 25 millonésimas de segundo antes del impacto del rayo sobre uno de los edificios”, comenta Saba. Esa imagen espectacular fue la que los editores de GRL reprodujeron en la portada de la publicación.

El investigador informa que su cámara captó 40 mil imágenes por segundo. En superslow motion, el video muestra cómo reaccionan los pararrayos. Y también que los rayos pueden constituir un peligro si esos artificios de protección no se encuentran instalados correctamente. Sucede que, pese a haber más de 30 pararrayos en las cercanías, el rayo no se conectó con ninguno de ellos, sino con la chimenea de un horno emplazado en la azotea de uno de los edificios. “Una falla en la instalación dejó esa área desprotegida. Y el impacto de una corriente de 30 mil amperios produjo en ella un estrago impresionante”, dice.

Los rayos están constituidos en un 20% en promedio por intercambios de cargas eléctricas entre las nubes y el suelo. El 80% restante corresponde a descargas eléctricas que se producen en el interior de las nubes. Entre los que llegan al suelo, son casi en su totalidad rayos descendentes: empiezan en las nubes y se dirigen al suelo. Los rayos ascendentes también existen, pero son raros. Y solamente surgen en estructuras altas, tales como cumbres de montañas, rascacielos, torres y antenas. Dependiendo de la carga que trasladan al suelo, los rayos pueden también clasificarse como negativos o positivos.

“Los rayos pueden llegar a medir hasta 100 km de longitud. Y transportar corrientes del orden de los 30 mil amperios. Esto equivale a la corriente utilizada por 30 mil lámparas de 100 vatios funcionando juntas. En algunos casos, la corriente puede llegar a los 300 mil amperios. La temperatura de un rayo, de 30 mil °C, es cinco veces mayor que la temperatura de la superficie del Sol”, afirma Saba.

Cómo se forman los rayos

El investigador explica que todo empieza con la electrificación de las nubes. Su mecanismo aún no se conoce a ciencia cierta. Pero, grosso modo, es producto del rozamiento entre partículas de hielo, pequeñas gotas de agua y granizo, que libera cargas y genera polaridades entre distintas zonas de las nubes, con diferencias de potencial eléctrico que varían de 100 millones a 1.000 millones de voltios. “Hay que tener en cuenta que las nubes de tormenta son estructuras enormes cuya base se encuentra a 2 o 3 km del suelo y cuya cima puede llegar a los 20 km de altura. Sus diámetros oscilan entre los 10 km y los 20 km”, dice.

La forma ramificada que asumen los rayos se explica debido al hecho de que las cargas eléctricas buscan el camino más fácil, es decir, aquel que ofrece menor resistencia, y no el camino más corto, que sería la línea recta. El camino más fácil, generalmente en zigzag, es determinado por diferentes características eléctricas de la atmósfera, la cual no es homogénea. “Un rayo compuesto por varias descargas puede durar hasta dos segundos. Sin embargo, cada descarga dura tan solo fracciones de milésimas de segundo”, añade Saba.

El investigador destaca que el pararrayos no atrae ni repele los rayos. Tampoco descarga las nubes, tal como se pensaba antiguamente. Sencillamente le ofrece al rayo un camino fácil y seguro hacia el suelo. Como no siempre es posible contar con la protección de un pararrayos, y el verano es la época en la que se registran en mayor medida las descargas eléctricas atmosféricas, conviene considerar las recomendaciones de Saba. “Las tormentas ocurren más bien por las tardes y no durante las mañanas. Por eso hay que tener cuidado con las actividades que se hacen al aire libre en las tardes de verano. Al escuchar un trueno, es hora de buscar refugio. Nunca hay que quedarse debajo de los árboles o de columnas. Ni tampoco bajo techos precarios. En caso de que no haya un sitio robusto para protegerse, hay que permanecer dentro del coche y esperar que la tormenta pase. De no estar en un auto y no tener cualquier otro lugar en dónde albergarse, hay que agacharse con los pies juntos. Nunca quedarse parado, ni tampoco acostado. Dentro de casa, evítese el contacto con electrodomésticos y el uso de teléfonos inalámbricos.”

El investigador afirma que una persona alcanzada por rayo puede sobrevivir. Y existen varios ejemplos de ello. Las probabilidades aumentan cuando la persona es atendida rápidamente. “El paro cardíaco es la única causa de la muerte. En ese caso, el procedimiento recomendable es la resucitación cardiopulmonar”, enseña. Saba inició el estudio sistemático de los relámpagos con cámaras de alta velocidad en el año 2003. Dicha investigación, aún en curso, generó el mayor banco de videos del mundo de rayos filmados en alta velocidad. El investigador y sus dirigidos ya han sido contemplados con 17 ayudas o becas de la FAPESP.
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FUENTE • Agencia FAPESP.....
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Superbacterias, la pandemia silenciosa

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Las bacterias resistentes a los antibióticos son especialmente preocupantes en los ámbitos clínicos porque la ineficacia de los antibióticos puede convertir cirugías menores en un riesgo mortal y pueden afectar a pacientes inmunodeprimidos o que están bajo tratamientos que reducen su sistema inmune.
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Placa de Petri con superbacterias 'Staphylococcus aureus' resistente a meticilina (MRSA). / Daniel López
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La resistencia a los antibióticos es uno de los grandes problemas globales en salud pública. El uso indiscriminado de estos fármacos, tanto en los seres humanos como en los animales, ha causado la proliferación de las denominadas superbacterias, cepas de bacterias con genes de resistencia a los fármacos. Según Naciones Unidas, este problema, que provoca que los antibióticos sean cada vez menos eficaces para atajar infecciones, podría llegar a causar diez millones de muertes al año en 2050 y convertirse en la primera causa de muerte en el mundo.

Las bacterias resistentes a los antibióticos son especialmente preocupantes en los ámbitos clínicos porque la ineficacia de los antibióticos puede convertir cirugías menores en un riesgo mortal y pueden afectar a pacientes inmunodeprimidos o que están bajo tratamientos que reducen su sistema inmune. Con el fin de desarrollar nuevas estrategias, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) se está trabajando en diferentes líneas de investigación basándose en el concepto One health, que contempla que la salud humana y la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas.

La institución ha creado el programa Cicerón, que trata de generar sinergias entre políticos, empresarios, periodistas y científicos en un mismo foro para dar a conocer sus investigaciones en torno a un desafío social. La primera jornada, dedicada la resistencia a los antibióticos, se ha celebrado este martes 14 de marzo.

El evento ha incluido una visita al Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), en el campus de la Universidad Autónoma de Madrid. Allí, la presidenta del CSIC, Eloísa del Pino, y el director del centro, Mario Mellado, han recibido a los visitantes entre los que se encontraban políticos como María Luisa Carcedo, diputada del Congreso de los Diputados; Ana Isabel Cremades, directora general de Investigación e Innovación Tecnológica de la Comunidad de Madrid, y Bárbara Fernández-Revuelta, subdirectora general de Investigación de la Comunidad de Madrid.

También han acudido a la cita representantes de otras administraciones públicas como Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias sanitarias del Ministerio de Sanidad; Cristina Teixeira y Laura Villar, del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos, y Antonio Picón, coordinador técnico de Proyectos de Evaluación de Políticas Públicas de Salud de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal. Asimismo, ha asistido una representación empresarial con Javier Urzay y Amelia Martín, de Farmaindustria; Fernando Méndez, de Pfizer; Joel Lelievre, de Global Health-GSK; Isabel Amat, de Reig Jofre; Cristina Nadal, de MSD Spain, y Marta Gutiérrez, de Atlántica Agrícola.

“Además de seguir financiando y manteniendo una apuesta por la ciencia básica, estamos apostando por la transferencia. Creemos que hay problemas, como el de la resistencia a los antibióticos, que no solo son problemas científicos importantes, sino que son un problema social de primera magnitud”, ha señalado la presidenta del CSIC. “Con esta jornada queremos plantear cómo podemos afrontar problemas como este y hacerlo con la imprescindible alianza de la investigación y la ciencia, la ciudadanía, las empresas y las administraciones, que tienen un papel regulatorio y financiador importantísimo”.

En el CNB los visitantes han podido conocer las sedes españolas de dos infraestructuras europeas radicadas en el instituto. El genetista Lluis Montoliu ha explicado cómo funciona la plataforma europea EMMA-Infrafrontier de criopreservación de embriones de ratón. Formada por 16 nodos repartidos por Europa, cuenta, en total, con 8.500 tipos de ratones, cada uno de ellos modelo de una enfermedad distinta. “Infrafrontier persigue generar, distribuir y archivar modelos animales de diferentes enfermedades que nos afectan a los humanos. Se emplean tanto para avanzar en el propio conocimiento de la enfermedad como en el desarrollo de terapias”, ha explicado Montoliu, director del nodo español.

La segunda sede es el Servicio de criomicroscopía electrónica, que dirige el científico José María Valpuesta. La infraestructura consiste en un criomicroscopio electrónico de transmisión, otro de barrido y otro confocal. “La criomicroscopia electrónica permite determinar estructuras de moléculas biológicas a altísima resolución. Es una técnica con aplicaciones en la biomedicina y la biotecnología que está revolucionando la biología estructural en el mundo”, señala Valpuesta.

Seis propuestas para abordar el problema

Como segunda parte de la jornada se ha celebrado una sesión de ponencias con seis expertos del CSIC en la Librería Científica de la institución, en su campus central en Madrid, moderada por Montoliu y la viróloga Margarita del Val.

En la primera ponencia, Daniel López, del CNB-CSIC, ha señalado cómo la búsqueda de nuevos antibióticos para curar estas infecciones de superbacterias no ha tenido mucho éxito. En vista de esta situación, en su equipo han optado por una estrategia alternativa. “Proponemos combinar los antibióticos que están en desuso con nuestras moléculas. Estas hacen que esos antibióticos vuelvan a funcionar al desactivar la resistencia y consiguen matar a esas bacterias. Esto permite tratar infecciones que no se podrían tratar con los antibióticos con los que disponemos”, ha señalado el científico. Puesto que muchos de estos grandes complejos proteicos juegan un papel importante en la resistencia a los antibióticos, cuando se altera la arquitectura de estas zonas, las superbacterias dejan de serlo y se convierten en cepas convencionales sensibles a los antibióticos más comunes.

Las consecuencias de la resistencia a los antibióticos tienen impacto, además, en el medioambiente. Un grupo de investigación liderado por Ana de la Torre en el Centro de Investigación en Sanidad Animal del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA- CSIC) ha creado un mapa de vulnerabilidad de los suelos frente a la presencia de antibióticos y de biorresistencias. “La presencia de antibióticos en el medioambiente supone un problema porque actúa como un medio a través del cual pueden viajar esas resistencias, que pueden hacerlo del suelo a los cultivos y al final el cultivo es la base de alimentación de humanos y animales”, ha señalado De la Torre durante su intervención. Además, en su grupo han determinado las mejores especies de plantas centinela para vigilar la presencia de antibióticos en el medioambiente.

El laboratorio de Álvaro San Millán en el CNB-CSIC impulsa estudios sobre los plásmidos, unos elementos genéticos móviles responsables de que los mecanismos de resistencia se diseminen entre las bacterias. “Todos en nuestro organismo tenemos comunidades bacterianas, como la microbiota intestinal, que están formadas por muchas bacterias distintas. El objetivo último es encontrar mecanismos que nos permitan señalar en esas comunidades complejas solo aquellas bacterias que portan los mecanismos de resistencia y, de ese modo, poder combatir la evolución de la resistencia a los antibióticos pero sin afectar a las microbiotas, que tienen un papel muy importante en la salud humana”.

Por su parte, Victoria Moreno, investigadora del CSIC en el Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL-CSIC-UAM), estudia cómo los cambios en la microbiota intestinal, el conjunto de microorganismos que habitan en el intestino, pueden relacionarse con enfermedades como la celiaquía y la enfermedad inflamatoria intestinal. “La microbiota tiene una función importantísima en nuestra respuesta inmune y en el desarrollo de distintas enfermedades”, ha comentado Moreno en la Librería Científica del CSIC. “Mejorando los factores que pueden influir en la microbiota somos capaces de prevenir algunas enfermedades”.

La nanomedicina es otra de las áreas en las que se trabaja desde el CSIC para proponer soluciones al reto de la resistencia de los antibióticos. El grupo que lidera Fernando Herranz en el Instituto de Química Médica (IQM-CSIC) investiga en terapias que emplean nanomedicina para entrenar a las defensas del organismo y mejorar con ello su respuesta ante bacterias resistentes, reduciendo así el uso de estos antibióticos. “La biopelícula es una protección que desarrollan muchas bacterias que favorece su virulencia y complica la acción de los antibióticos. Lo que intentamos con estas nanopartículas es solubilizar esa biopelícula, eliminarla, de forma que el sistema se pueda encargar de las bacterias”, apunta.

Pilar García, científica del CSIC en el Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA-CSIC), ha sido la encargada de cerrar las ponencias de la jornada. Su equipo de investigación emplea virus bacteriófagos para disminuir y controlar la dispersión de bacterias resistentes. “La terapia fágica -ha explicado- consiste en la utilización de bacteriófagos o proteínas codificadas por ellos para eliminar bacterias patógenas. Es una alternativa al uso de antibióticos o de antimicrobianos en general porque los bactertiófagos son los depredadores naturales de las bacterias. Y emplean un mecanismo totalmente diferente al de los antibióticos para infectarlas y eliminarlas”.
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Programa Cicerón

El CSIC quiere mostrar a través del programa Cicerón la ciencia que desarrolla en sus laboratorios para acercarla a los gestores políticos, las empresas, los periodistas y otros agentes sociales. Con este programa busca, a través de una serie de jornadas temáticas itinerantes, potenciar la contribución de la ciencia y la innovación a la resolución de desafíos como la creciente resistencia de las bacterias frente a los antibióticos, la gestión de los incendios forestales o la descarbonización de la industria, entre otras temáticas.

La Fundación General CSIC apoya y colabora en la organización de esta iniciativa.
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