Una población de asteroides de origen interestelar habita en el Sistema Solar
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Se trata de un descubrimiento de una científica brasileña que salió publicado en la revista Monthly Notices, de la Royal Astronomical Society. Este estudio podrá suministrar información sobre el nido estelar en donde se formó el Sol.
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Photo by Chris Henry on Unsplash
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En el marco de un estudio realizado en el Instituto de Geociencias y Ciencias Exactas de la Universidade Estadual Paulista (IGCE-Unesp), en la localidad de Rio Claro, en Brasil, se identificaron 19 asteroides de origen interestelar del tipo de los centauros, el nombre que se les da a estos objetos que orbitan alrededor del Sol en la región comprendida entre los planetas gigantes del Sistema Solar.
“El Sistema Solar se formó hace 4.500 millones de años en un nido de estrellas, con sus sistemas de planetas y asteroides. La cercanía entre las estrellas favorecía las fuertes interacciones gravitacionales que derivaban en el intercambio de material entre los sistemas. De este modo, algunos objetos actualmente existentes en el Sistema Solar se habrían formado alrededor de otras estrellas. Con todo, hasta hace poco no había sido posible aún distinguir entre los objetos interestelares capturados y aquellos que se formaron alrededor del propio Sol. La primera identificación fue la que concretamos acá en 2018”, declaró la autora del estudio, Maria Helena Moreira Morais.
Moreira Morais, graduada en física y matemática en la Universidad de Porto (Portugal) y doctorada en dinámica del Sistema Solar por la University of London (Reino Unido), es actualmente docente del IGCE-Unesp y realizó el estudio que ahora se ha publicado en colaboración con Fathi Namouni, investigador del Observatoire de Nice, en Francia.
La primera identificación a la que Moreira Morais se refiere, la del asteroide Ka’epaoka’awela, fue objeto de un reportaje publicado por Agência FAPESP en 2018.
El nombre de Ka’epaoka’awela significa en el idioma hawaiano “Atravesado a Júpiter”, pues ese asteroide se mantiene siempre cerca de Júpiter, pero orbita alrededor del Sol en el sentido opuesto al de los planetas. “Cuando lo identificamos como un objeto originario de fuera del Sistema Solar, no sabíamos si era un caso aislado o era un miembro de una vasta población de asteroides inmigrantes. En el estudio más reciente, reconocimos 19 centauros de origen interestelar”, afirma la investigadora.
Al igual que Ka’epaoka’awela, los centauros identificados en la investigación poseen órbitas sumamente inclinadas con relación al plano orbital de los planetas. “Para investigar el origen de esos objetos, construimos una simulación computacional que funciona como una máquina del tiempo, haciendo retroceder sus trayectorias hasta 4.500 millones de años en el pasado. Esta simulación nos permitió detectar donde se encontraban esos objetos en aquella época”, explica Moreira Morais.
Los planetas y los asteroides originados en el propio Sistema Solar se formaron a partir de un fino disco de gas y polvo que orbitaba alrededor del Sol. Por esta razón, todos ellos se movían en el plano del disco hace 4.500 millones de años. Si los centauros en cuestión se hubiesen originado en el Sistema Solar, también deberían moverse en el plano del disco en aquella época. “Sin embargo, nuestra simulación demostró que hace 4.500 millones de años esos objetos giraban alrededor del Sol en órbitas perpendiculares al plano del disco. Y lo hacían en una región apartada de los efectos gravitacionales del disco original”, informa la investigadora.
Estas dos observaciones muestran que esos centauros no pertenecían originariamente al Sistema Solar y que habrían sido capturados desde estrellas cercanas durante la etapa de la formación planetaria.
Un nido de estrellas
El descubrimiento en el Sistema Solar de una población de asteroides de origen interestelar constituye un paso importante para comprender, mediante futuras observaciones astronómicas, y posiblemente en el marco de misiones espaciales, las diferencias y las semejanzas entre objetos formados en el Sistema Solar y objetos provenientes de fuera de este. “El estudio de esta población podrá suministrar información sobre el nido estelar donde el Sol se formó, el proceso de captura de objetos interestelares en el Sistema Solar primordial y la importancia del material interestelar en el enriquecimiento químico del Sistema Solar”, dice Moreira Morais.
Con relación al enriquecimiento químico, cabe recordar que el Universo primordial estaba constituido esencialmente de hidrógeno y helio. Los elementos naturales más pesados que integran la tabla periódica se formaron debido a la fusión nuclear en el interior de las estrellas y se desparramaron posteriormente por el espacio. La región en donde se ubica el Sistema Solar se enriqueció químicamente con esos elementos, que ayudaron a componer el propio cuerpo humano.
“El Sistema Solar se formó hace 4.500 millones de años en un nido de estrellas, con sus sistemas de planetas y asteroides. La cercanía entre las estrellas favorecía las fuertes interacciones gravitacionales que derivaban en el intercambio de material entre los sistemas. De este modo, algunos objetos actualmente existentes en el Sistema Solar se habrían formado alrededor de otras estrellas. Con todo, hasta hace poco no había sido posible aún distinguir entre los objetos interestelares capturados y aquellos que se formaron alrededor del propio Sol. La primera identificación fue la que concretamos acá en 2018”, declaró la autora del estudio, Maria Helena Moreira Morais.
Moreira Morais, graduada en física y matemática en la Universidad de Porto (Portugal) y doctorada en dinámica del Sistema Solar por la University of London (Reino Unido), es actualmente docente del IGCE-Unesp y realizó el estudio que ahora se ha publicado en colaboración con Fathi Namouni, investigador del Observatoire de Nice, en Francia.
La primera identificación a la que Moreira Morais se refiere, la del asteroide Ka’epaoka’awela, fue objeto de un reportaje publicado por Agência FAPESP en 2018.
El nombre de Ka’epaoka’awela significa en el idioma hawaiano “Atravesado a Júpiter”, pues ese asteroide se mantiene siempre cerca de Júpiter, pero orbita alrededor del Sol en el sentido opuesto al de los planetas. “Cuando lo identificamos como un objeto originario de fuera del Sistema Solar, no sabíamos si era un caso aislado o era un miembro de una vasta población de asteroides inmigrantes. En el estudio más reciente, reconocimos 19 centauros de origen interestelar”, afirma la investigadora.
Al igual que Ka’epaoka’awela, los centauros identificados en la investigación poseen órbitas sumamente inclinadas con relación al plano orbital de los planetas. “Para investigar el origen de esos objetos, construimos una simulación computacional que funciona como una máquina del tiempo, haciendo retroceder sus trayectorias hasta 4.500 millones de años en el pasado. Esta simulación nos permitió detectar donde se encontraban esos objetos en aquella época”, explica Moreira Morais.
Los planetas y los asteroides originados en el propio Sistema Solar se formaron a partir de un fino disco de gas y polvo que orbitaba alrededor del Sol. Por esta razón, todos ellos se movían en el plano del disco hace 4.500 millones de años. Si los centauros en cuestión se hubiesen originado en el Sistema Solar, también deberían moverse en el plano del disco en aquella época. “Sin embargo, nuestra simulación demostró que hace 4.500 millones de años esos objetos giraban alrededor del Sol en órbitas perpendiculares al plano del disco. Y lo hacían en una región apartada de los efectos gravitacionales del disco original”, informa la investigadora.
Estas dos observaciones muestran que esos centauros no pertenecían originariamente al Sistema Solar y que habrían sido capturados desde estrellas cercanas durante la etapa de la formación planetaria.
Un nido de estrellas
El descubrimiento en el Sistema Solar de una población de asteroides de origen interestelar constituye un paso importante para comprender, mediante futuras observaciones astronómicas, y posiblemente en el marco de misiones espaciales, las diferencias y las semejanzas entre objetos formados en el Sistema Solar y objetos provenientes de fuera de este. “El estudio de esta población podrá suministrar información sobre el nido estelar donde el Sol se formó, el proceso de captura de objetos interestelares en el Sistema Solar primordial y la importancia del material interestelar en el enriquecimiento químico del Sistema Solar”, dice Moreira Morais.
Con relación al enriquecimiento químico, cabe recordar que el Universo primordial estaba constituido esencialmente de hidrógeno y helio. Los elementos naturales más pesados que integran la tabla periódica se formaron debido a la fusión nuclear en el interior de las estrellas y se desparramaron posteriormente por el espacio. La región en donde se ubica el Sistema Solar se enriqueció químicamente con esos elementos, que ayudaron a componer el propio cuerpo humano.
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Trabajo de referencia | Puede accederse a la lectura del artículo intitulado An interstellar origin for high-inclination Centaurs en el siguiente enlace: academic.oup.com/mnras/article/494/2/2191/5822028.
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FUENTE • AGENCIA FAPESP / DICYT
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ETIQUETAS • Astronomía
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