La basura como fuente de energía
Se calcula que cada ciudadano genera entorno a 1 Kg de basura al día y para eliminar toda esta basura es preciso convertir grandes extensiones de tierra en vertederos. Mediante un proceso de gasificación, la basura puede ser convertida en gas de síntesis.
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La generación de residuos es uno de los mayores problemas en la sociedad actual, consecuencia directa del estilo de vida y del desarrollo de los pueblos modernos. Se calcula que cada ciudadano genera entorno a 1 Kg de basura al día y para eliminar toda esta basura es preciso convertir grandes extensiones de tierra en vertederos. Sin embargo, esta medida supone problemas económicos y medio-ambientales a largo plazo, ya que los residuos deben ser transportados a los vertederos permaneciendo largo tiempo y, a su vez, contaminando suelos, aguas y aire. Otro problema asociado a nuestro actual ritmo de vida tiene que ver con las reservas naturales de materias primas y fuentes de energía, cada vez más mermadas mientras que su demanda sigue en aumento. Esto implica que dichos recursos vayan reduciéndose y su extracción, por tanto, encareciendo.
Uno de los principales objetivos de la Unión Europea en este área consiste en el reciclaje optimizado de los residuos orgánicos dando lugar a nuevos materiales y reduciendo así el impacto ambiental generado por la actividad humana. El proyecto SYNPOL -Biopolymers from syngas fermentations-, liderado por científicos del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB-CSIC), pretende desarrollar un sistema sostenible de reutilización y reciclado de la basura antes que hacer uso de la incineración o el vertido. Mediante la integración de técnicas innovadoras físico-químicas, biológicas y de síntesis se busca obtener un amplio espectro de nuevos biopolímeros a partir del carbono presente en residuos urbanos, agrícolas y la depuración de aguas.
Mediante un proceso de gasificación, la basura puede ser convertida en gas de síntesis. El proceso consiste en calentar los residuos a altas temperaturas en ambientes con baja presencia de oxígeno. Permitiendo así la conversión de moléculas complejas de carbono en monóxido de carbono (CO) e hidrógeno (H2). Esta mezcla de gases es conocida como gas de síntesis o syngas. El proceso de transformación de moléculas complejas presentes en los residuos en moléculas sencillas es el resultado de múltiples reacciones de reducción que dan lugar, finalmente, a un gas de composición estable (syngas).
Determinados microorganismos son capaces de utilizar el CO y/o H2 del syngas como fuente de carbono y energía y producir, a su vez, compuestos de valor añadido. Este proceso, conocido como fermentación de syngas, es llevado a cabo por bacterias, los microorganismos más abundantes del planeta y utilizados por el hombre con numerosos fines industriales, como por ejemplo la producción de queso, yogur, mantequilla, o la fabricación de medicamentos y compuestos químicos.
Uno de los compuestos que pueden obtenerse a partir de la actividad microbiana es el biopolímero conocido como PHA (polyhydroxyalkanoates), caracterizado por tener propiedades similares a los plásticos. De forma natural, algunas bacterias son capaces de acumular dicho polímero como una reserva de carbono y energía. Actualmente los PHAs constituyen una alternativa muy atractiva a los plásticos derivados del petróleo, elastómeros o látex, ya que son 100% biodegradables, completamente compostables y biocompatibles, es decir, que al final de su vida útil desaparecen de forma natural.
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Por Dra.Olga Revelles, investigadora del CIB-CSIC y colaboradora en divulgaUNED.
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