La práctica de actividad física en el tiempo libre se relaciona con niveles más altos de inteligencia emocional
Un estudio en el que participa la Universidad Politécnica de Madrid pone de manifiesto que realizar actividad física en el tiempo libre se relaciona con niveles más altos de inteligencia emocional y revela diferencias entre hombres y mujeres en las habilidades más beneficiadas.
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La inteligencia emocional es uno de los aspectos más valorados por los profesionales de la psicología a la hora afrontar los problemas y lograr el bienestar mental. Pero, ¿qué podemos hacer para mejorar nuestra inteligencia emocional? ¿Pueden prácticas tan habituales como el deporte o el ejercicio físico favorecer el desarrollo de esta habilidad? Un estudio en el que han participado la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid pone de manifiesto que la práctica de actividad física en el tiempo libre se relaciona con mayores niveles de inteligencia emocional.
“Es bien conocida la relación de la actividad física y deportiva con beneficios físicos, sociales o psicológicos. La inteligencia emocional es un concepto relativamente novedoso, una habilidad a la que se le atribuyen numerosas ventajas y que se ha relacionado con éxito profesional y mejor salud psicológica, entre otros”, explica Gabriel Rodríguez, investigador del Departamento de Deportes de INEF y uno de los autores de este trabajo en el que también participaron Jorge Acebes, de la Universidad Francisco de Vitoria e Ignacio Díez Vega de la Universidad Europea.
Para comprobar si existe una relación entre la práctica de la actividad física y una mejora de la inteligencia emocional, los investigadores llevaron a cabo diferentes estudios tanto entre estudiantes de grado, como con alumnos que estaban cursando la secundaria en la Comunidad de Madrid, con una muestra de más de 3.000 estudiantes en total. A todos ellos se les pidió que participasen en una encuesta sobre sus hábitos de actividad física y deportivos, que incluía también 24 ítems relacionados con la inteligencia emocional.
Tras analizar los resultados de las encuestas, los investigadores constataron que aquellos estudiantes que realizaban actividad física en su tiempo libre (la que no se realiza en el tiempo de trabajo o estudio ni en los desplazamientos habituales), presentaban mejores resultados en el test de inteligencia emocional que contemplaba variables como la atención, claridad y reparación emocional.
“Las actividades físico deportivas presentan el contexto idóneo para plantear la percepción y expresión de emociones, favorecen la comprensión emocional y recrean situaciones en las que se hace necesario regular las emociones”, explica Gabriel Rodríguez. “Nuestros trabajos demostraron que los estudiantes que hacían más actividad física en el tiempo libre, tenían mayores niveles de atención y reparación emocional”.
Diferencias por sexos
Pese a que esa relación se manifestaba en todos los casos analizados, por sexos, “los hombres que realizaban más actividad física en el tiempo libre mostraban mayores niveles de claridad emocional y reparación emocional, mientras que, en las mujeres, la variable más desarrollada era la atención emocional”, explica el investigador de INEF-UPM.
“El hecho de relacionar las experiencias que se viven durante la práctica de actividad física (sobre todo en la realizada de manera voluntaria en el tiempo libre), con la inteligencia emocional, dota a la actividad física de un nuevo argumento para su práctica. No obstante, son necesarias futuras investigaciones para seguir ahondando en estas relaciones y en los mecanismos que las desarrollan”, concluye Gabriel Rodríguez.
“Es bien conocida la relación de la actividad física y deportiva con beneficios físicos, sociales o psicológicos. La inteligencia emocional es un concepto relativamente novedoso, una habilidad a la que se le atribuyen numerosas ventajas y que se ha relacionado con éxito profesional y mejor salud psicológica, entre otros”, explica Gabriel Rodríguez, investigador del Departamento de Deportes de INEF y uno de los autores de este trabajo en el que también participaron Jorge Acebes, de la Universidad Francisco de Vitoria e Ignacio Díez Vega de la Universidad Europea.
Para comprobar si existe una relación entre la práctica de la actividad física y una mejora de la inteligencia emocional, los investigadores llevaron a cabo diferentes estudios tanto entre estudiantes de grado, como con alumnos que estaban cursando la secundaria en la Comunidad de Madrid, con una muestra de más de 3.000 estudiantes en total. A todos ellos se les pidió que participasen en una encuesta sobre sus hábitos de actividad física y deportivos, que incluía también 24 ítems relacionados con la inteligencia emocional.
Tras analizar los resultados de las encuestas, los investigadores constataron que aquellos estudiantes que realizaban actividad física en su tiempo libre (la que no se realiza en el tiempo de trabajo o estudio ni en los desplazamientos habituales), presentaban mejores resultados en el test de inteligencia emocional que contemplaba variables como la atención, claridad y reparación emocional.
“Las actividades físico deportivas presentan el contexto idóneo para plantear la percepción y expresión de emociones, favorecen la comprensión emocional y recrean situaciones en las que se hace necesario regular las emociones”, explica Gabriel Rodríguez. “Nuestros trabajos demostraron que los estudiantes que hacían más actividad física en el tiempo libre, tenían mayores niveles de atención y reparación emocional”.
Diferencias por sexos
Pese a que esa relación se manifestaba en todos los casos analizados, por sexos, “los hombres que realizaban más actividad física en el tiempo libre mostraban mayores niveles de claridad emocional y reparación emocional, mientras que, en las mujeres, la variable más desarrollada era la atención emocional”, explica el investigador de INEF-UPM.
“El hecho de relacionar las experiencias que se viven durante la práctica de actividad física (sobre todo en la realizada de manera voluntaria en el tiempo libre), con la inteligencia emocional, dota a la actividad física de un nuevo argumento para su práctica. No obstante, son necesarias futuras investigaciones para seguir ahondando en estas relaciones y en los mecanismos que las desarrollan”, concluye Gabriel Rodríguez.
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Trabajo de referencia | Acebes-Sánchez, J., Diez-Vega, I., Esteban-Gonzalo, S. y Rodríguez-Romo, G. (2019). Physical activity and emotional intelligence among undergraduate students: a correlational study. BMC Public Health, 19, 1241. DOI: https://doi.org/10.1186/s12889-019-7576-5.
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